Visitando el Taj Mahal en la India

Designado como patrimonio de la Unesco en 1984 y considerado como uno de los monumentos más bellos del mundo, el Taj Mahal es la imagen de esa India con la que soñamos, la exótica, la grandilocuente, la romántica. Erigido en 1632 por el emperador Shah Jahan en honor a su esposa, Mumtaz Mahal, el Taj Mahal se convierte en un icono cuya historia y acceso merecen de la necesaria información para que vuestra visita sea inolvidable en todos los sentidos.

El Taj Mahal y una historia de amor

Fresco del emperador Shah Jahan.

Tras conocerse en un bazar de la ciudad de Agra, en el estado indio de Uttar Pradesh, el príncipe mogol Shah Jahan y la princesa Mumtaz Mahal se enamoraron al instante. Después vinieron los largos viajes por India, un romance de ensueño y la certeza de que nada podía enturbiar la magia de una historia de amor digna de las Mil y Una Noches. Sin embargo, tras dar a su decimocuarto hijo, Mumtaz falleció, dejando a su marido solo y hundido en un panorama en el que no vislumbraba mayor esperanza sin su mujer junto a él en el trono. Por ese motivo, el por aquel entonces ya emperador se propuso construir el edificio más romántico del mundo en honor de su amada.

De 1632 a 1653, Shah Jahan se puso al frente de un séquito de artesanos, arquitectos y artistas a fin de erigir el mausoleo que pudiese albergar los restos de Mumtaz y cuyas influencias aglutinan desde elementos musulmanes hasta otros mogoles, persas y puramente asiáticos, dando como resultado un edificio de cúpulas acebolladas, fachadas recubiertas de piedras preciosas e inscripciones del corán o umbrales de arenisca roja que configuraron el perfecto complejo a orillas del río Yamuna que hoy todos conocemos. De hecho, el Taj Mahal albergó tal belleza que se cree que el propia Jahan cortó las manos de los artesanos que participaron en la obra a fin de que no pudiesen repetir una proeza arquitectónica de tales características.

Tras muchos años separados, un hijo demasiado ambicioso y unos restos de Mumtaz que vagaron por diversos lugares de la ciudad, finalmente los restos de ambos amantes reposaron en un mausoleo cuyo solemne interior contrasta con su el espectacular despliegue exterior que aguarda a todo viajero que se adentre en sus secretos y misterios.

Visitar el Taj Mahal

Si queréis visitar el Taj Mahal, mi consejo es que lo hagáis durante el amanecer o el atardecer, momentos en los que el mausoleo adquiere un resplandor único, casi místico.

Contratar un taxista en Agra para que os conduzca a este y otros lugares de la ciudad puede ser una buena opción para aseguraros un transporte durante todo el día y contar con las recomendaciones de un local que conocerá los mejores lugares de la que es una de las integrantes del famoso Triángulo de Oro de la India.

El barrio en el que se ubica el Taj Mahal, al sureste de Agra, es una zona humilde, en cuyos muros los monos observan al turista y los rickshaws esquivan vacas a fin de depositar al turista frente al complejo. En el momento en el que avanzamos hacia el Taj Mahal, seguramente muchos locales se os acercarán con carteles asegurando que sin guía turístico no podréis entrar en el recinto. No les hagáis caso, ya que el propio Taj cuenta con guías propios.

Lo mismo sucede con las taquillas. En algún momento veréis un cartel que indica «Lockers» indicando dirigirse hacia el otro lado de la entrada. Tampoco hagáis caso, encontraréis taquillas para depositar vuestras pertenencias dentro del mausoleo.

Por último, a la hora de entrar las colas se distribuyen en hombres y mujeres, se realiza un escáner de todas las pertenencias y se os extenderá la entrada a un precio de 750 rupias (unos 10 euros). A partir de entonces podréis contemplar la belleza del Taj Mahal en todo su esplendor desde el primer momento, quizás luchando con los primeros turistas por tomar esa famosa foto frente a la alberca que precede al edificio, recorriendo sus jardines (también conocidos como charbagh) o entrando en la cámara interior, donde el cenotafio de los amantes luce igual que hace más de trescientos años, si bien los restos de ambos yacen en niveles inferiores.

Agra

Una de las mezquitas que franquean la nave principal del Taj Mahal.

Un recorrido que podéis complementar con una visita al otro lado del cercano río Yamuna, lugar desde el que, con un poco de suerte, podréis obtener la mejor instantánea de ese hombres indio que, a lomos de un cabello, surca los alrededores del edificio que nos hizo soñar con la India.

Si os queda tiempo, nada mejor que perderos por Agra, una dinámica ciudad en la que conviven desde fuertes rojos hasta carreteras atestadas de vacas engalanadas con mantras y guirnaldas.

¿Te gustaría conocer el Taj Mahal?


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