Castillo del Rey Loco: cuando Alemania inspiró a Disney

castillo Neuschwanstein de lejos - Castillo del Rey Loco

Si vais a algún parque temático Disney, reconoceréis enseguida ese gran castillo rosa inspirado en La bella durmiente. Sin embargo, pocos saben que, en realidad, este icono de nuestra infancia está inspirado en una construcción mucho más antigua y misteriosa. Viajamos al estado de Baviera, en Alemania, para perdernos por los pasillos del famoso Neuschwanstein, más conocido para nosotros como Castillo del Rey Loco. ¿Te vienes con nosotros?

Historia del Castillo del Rey Loco

Cómo llegar al castillo de Neuschwanstein - Castillo del Rey Loco

En el desfiladero de Pöllat, en Alemania, existieron dos pequeños castillos que databan de la Edad Media. Construcciones pertenecientes a la antigua familia Wittelsbach que a pesar de ser construidas en el siglo XV quedaron en ruinas para el XIX. Siglo en el que un joven Luis II de Baviera quedó eclipsado por estos castillos durante su niñez, siendo uno de ellos, el Castillo de Hohenschwangau, utilizado por su padre Maximiliano II como residencia alrededor de 1837 bajo el nombre de Schwanstein (o Piedra del cisne). Sin embargo, sería el segundo, el Castillo de Vorderhohenschwangau el que se convertiría en lienzo del futuro escenario del «rey loco».

Tras un viaje en el que quedó conquistado por el castillo de Wartburg, en Eisenach, y el de Pierrefonds, en Alta Francia, Luis II de Baviera comenzó a idealizar la idea de un refugio propio que emulase esa idea romántica de la Edad Media influenciada por las óperas de Wagner y un sentido de la idealización arquitectónico, puesto que ya en aquella época, la construcción de un castillo no era necesaria a nivel estratégico.

Tras ascender al trono en 1864, el rey hizo uso de los bienes financieros cedidos por su abuelo y decidió construir una residencia alejada del bullicio de la ciudad de Múnich. Un proyecto que dio inicio en 1869 y finalizó en 1886 dando como resultado un castillo con claras influencias de los de Núremberg o Wartburg, reflejando a la perfección el espíritu transgresor del monarca y también un derroche económico basado en sus estrafalarios deseos que terminó por arruinar todo el presupuesto.

Conocido como Neuschwanstein (La nueva piedra del cisne) e inspirado en uno de los personajes de la obra de Wagner, autor  con el que se rumoreaba que el rey mantenía un affair, el castillo se convertiría en la propiedad hedonista que tan solo vivió en su gran obra durante tan solo 172 días. Las grandes deudas que acumulaba el rey llevaron al gobierno de Baviera a enviar sendas comitivas ante las que Luis II decidió abandonar su propiedad. Poco después, el 13 de junio de 1886, sería encontrado ahogado en el cercano lago Starnberg, despertando una sucesión de leyendas y rumores en torno a su muerte que aún no han sido confirmadas por los expertos.

Bajo el deseo del rey porque las puertas de su castillo estuvieran abiertas al público, el propio Gobierno de Baviera orquestó diferentes visitas durante los meses posteriores cuya recaudación permitió cubrir las deudas del fallecido monarca. A lo largo del siglo XX, el entonces llamado Castillo del Rey Loco en referencia a la esquizofrenia que, en principio, padecía Luis II de Baviera, el castillo fue utilizado tanto como almacén para el ejército nazi y las obras de arte robadas de Francia, como centro de archivo de la ciudad de Múnich tras la Segunda Guerra Mundial.

En la década de los 50, el castillo serviría de boceto a los artistas de Disney que buscaban ideas para la película La bella durmiente, siendo este el lugar que posteriormente inspiraría el famoso castillo que luce en sus parques temáticos como el de París u Orlando.

Con el paso del tiempo, Neuschwanstein no solo se ha convertido en uno de los lugares más icónicos de Alemania con 1.4 millones de turistas cada año, sino en perfecto símbolo de un iconografía romántica en la que caben referencias musicales, homenajes a las grandes historias de amor de la Edad Media o hasta la presencia del primer teléfono móvil de la historia.

Todo un alarde de vanguardia y nostalgia que sigue atrayendo a miles de viajeros.

Visitando el Castillo del Rey Loco

Patio del castillo Neuschwanstein

Envuelto por los picos de los Álpes Bávaros, el desfiladero de Pöllat y el monte Tegelberg, Neuschwanstein es una construcción cuya estructura y colores resaltan en mitad de este escenario de cuento al que cada día se acercan cientos de visitantes.

Un icono de corte romántico nutrido de otras influencias arquitectónicas cuya acceso es posible a través de una barbacana simétrica que permite adentrarse en este conjunto de estancias único donde podemos encontrar desde 200 habitaciones hasta una alcoba del rey de estilo gótico que refleja el carácter ostentoso del monarca.

Algunas de las grandes dependencias del Castillo del Rey Loco residen en la Sala del Trono, de unos 13 metros de altura y situada en el nivel más alto, o la Sala de los Cantores, en el cuarto nivel. Una sala que a pesar de su espacio y ornamentación nunca llegó a albergar ninguna celebración.

En la parte baja se ubican los cuartos del servicio o una cocina erigida siguiendo las leyes de construcción del mismísimo Leonardo Da Vinci.

interior castillo Neuschwanstein Sala de los cantores

Neuchwanstein no solo resulta un ejemplo superlativo de los deseos de un rey y su amor por la iconografía romántica de la Edad Media (como demuestran las obras inspiradas en Tristán e Isolda, por ejemplo) sino en la innovación de una época en la que aún no se conocía la red eléctrica o el sistema de alcantarillado, ambos presentes en este castillo.

Neuchwanstein resulta un lugar fascinante desde sus profundidades, pero más desde lugares como el mirador Jugend, en el puente de María, hasta donde llega el autobús de acceso y desde el que se obtienen vistas increíbles del castillo.

A la hora de visitar el castillo del Rey Loco, es necesario hacerlo a través de visita guiada, ya sea contratando un guía en español desde Múnich por precios que rondan los 50 euros, o tomando un tren de Múnich a Füssen, donde tras tomar el autobús número 73 con parada en Hohenschwangau podréis continuar andando durante 30 minutos o bien tomando un coche de caballos.

El horario de visitas de Neuchwanstein comprende desde las 8 de la mañana hasta las 5 de la tarde.

¿Te gustaría visitar el Castillo del Rey Loco?


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      Olga Hoffmann dijo

    Que fascinante!!! Claro que me gustaria visitarlo, desde niña y( aùn con 70 años) sueño con visitar un castillo de tremenda magnitud, ¡¡¡QUE BELLEZA!!! (el problema son los costos)