Leyenda de «El Patrón de Atenas»

La leyenda del patrón de Atenas, como tantas otras cosas en esa ciudad, hunde sus orígenes en la mitología griega. Concretamente está relacionada con el panteón de dioses que conformaron su religión y que muchas veces resultaban más juguetones que los propios humanos.

Pero también tenían otras emociones igualmente humanas como la envidia, los celos, las peleas entre ellos por el favor de Zeus e incluso el enamoramiento de quienes poblaban la tierra. Algo de todo ello hay en la leyenda del patrón de Atenas. Si quieres conocerla, te animamos a seguir leyendo.

Los protagonistas de la leyenda del patrón de Atenas

Pero, antes de contarte la leyenda, vamos a hablarte brevemente de sus protagonistas para que te pongas en situación. No hace falta que te expliquemos nada sobre Zeus, el más importante de los dioses del Olimpo griego. Y también el padre de muchos de ellos como Artemisa, Hermes, Dionisos o Ares, así como de nuestra siguiente protagonista.

En efecto, Atenea era hija de Zeus, nacida de su frente después de que el dios se tragase a su madre. Así de macabras eran las creencias en la antigua Grecia. Ocupó el puesto de diosa de la guerra y la estrategia en combate siendo una de las deidades más importantes y trascendentes del Olimpo griego. De hecho, fue venerada por numerosos pueblos incluso no helenos y pasó a la mitología romana con el nombre de Minerva, si bien para los latinos era solamente diosa de la sabiduría y las artes, ya no de la guerra.

Por otro lado, interviene en la leyenda del patrón de Atenas el terrible Poseidón, dios de los mares pero también de los grandes temblores de la tierra, es decir, todo un creador de terremotos. Para ello, le bastaba con hendir su tridente en el suelo.

Estatua de Poseidón o Neptuno

Poseidón

También es uno de los dioses más conocidos porque aparece en la ‘Odisea’ de Homero. Fue él quien impidió al héroe Ulises regresar a su Ítaca natal. Y es que el dios del mar odiaba al héroe jónico desde que éste cegase al cíclope Polifemo, hijo suyo.

Finalmente, el cuarto protagonista de nuestra historia es un personaje llamado Crécope o Erecteo, quien fue el primer rey de la ciudad-estado de Atenas si hemos de hacer caso a historiadores como Herodoto o Pausanias.

Sin embargo, no pienses que por ello fue más terrenal que sus coprotagonistas. Había nacido directamente de Gea. Pero no de la diosa, sino de la propia tierra lo cual hacía de él uno de los «autóctonos». En la mitología helena recibían este nombre aquellos seres nacidos directamente de este modo, es decir, directamente del suelo. También se dice de él que la parte inferior de su cuerpo era la de una serpiente.

Como puedes ver, imaginación no les faltaba a los antiguos griegos. El caso es que ya tenemos completo nuestro elenco de personajes y ya podemos pasar a contarte la leyenda del patrón de Atenas.

El contenido de la leyenda del patrón de Atenas

Se cree que Atenas estuvó habitada desde el Neolítico. Sin embargo, como sucede con Roma y otras ciudades de la Antigüedad, el origen de la polis griega tiene una historia legendaria y mucho más poética que guarda relación con la mitología: es la leyenda del patrón de Atenas.

Templo de Atenea Niké en Atenas

Templo de Atenea Niké en Atenas

Cuenta esta que la recién creada ciudad griega aún no tenía nombre y además necesitaba un dios protector. Por entonces, Crécope, de quien ya te hemos hablado, era su rey y demandó a los habitantes del Olimpo que presentaran su candidatura. Ganaría el que mejor regalo otorgara a la ciudad.

Tras distintas vicisitudes, quedaron solamente como postulantes Atenea y Poseidón. Como no había forma de llegar a un acuerdo, intervino Zeus, quien sentenció que la elección se hiciese mediante el voto de los atenienses. Para ganárselo, el dios de los mares pinchó en la tierra de la ciudad con su tridente y comenzó a manar agua, un bien enormemente apreciado por los habitantes de Atenas. Sin embargo, era salada y terminó por arruinar las cosechas.

Intervino entonces Atenea, quien retiró las aguas saladas y, como buena diosa de la agricultura, hizo brotar un olivo. Al ver que este les daba madera y alimentos, los ciudadanos (o, probablemente, el rey Crécope) decidieron convertir a esta diosa en la patrona de Atenas, a la que llamaron así por ella.

Sin embargo, no termina ahí nuestra historia. Poseidón, que siempre tuvo fama de malhumorado y vengativo, no recibió bien la noticia de su derrota. De hecho, montó en cólera y desató un maremoto que hundió las tierras más bajas de Atenas. Solo quedaron sobre el mar las más altas y escarpadas, ya que el dios las consideraba improductivas.

Así se explica que la ciudad griega se haya desarrollado en unos terrenos rodeados de montañas. Pero, en cualquier caso, los atenienses eligieron a la diosa de la agricultura como patrona.

Olivar

Olivos

Una variante, un relato y dos leyendas añadidas

Esta preciosa leyenda cuenta además con una variante y con un relato que la completa. La primera dice que Poseidón regaló a Atenas no el agua, sino un caballo, animal que por entonces desconocían sus habitantes. Te recordamos que esta deidad lo era también de los equinos.

Respecto al relato, dice que todas las mujeres votaron a favor de Atenea y todos los hombres a Poseidón. Ganó la primera por un solo voto. Pero, cuando el dios de los mares desató el caos en Atenas, los hombres culparon de ello a las mujeres y, desde entonces, les prohibieron votar estableciendo una sociedad eminentemente patriarcal.

Por otra parte, Atenea ha continuado siendo patrona de la ciudad helena hasta nuestros días. Pero, poco después de ser elegida como tal, protagonizó otras dos historias legendarias muy importantes para Atenas que no nos resistimos a contarte.

La primera tiene que ver con la batalla de Maratón. Mientras esta se desarrollaba, la diosa estaba ocupada en ayudar a la urbanización de las tierras atenienses. Por eso, llevaba una gran roca colgada al cuello. Cuando llegó a la ciudad la noticia de la victoria ante los persas, sorprendió tanto a Atenea, quien esperaba la derrota, que se le cayó la enorme piedra que llevaba dando lugar al monte Likabeto, el más alto de Atenas.

El monte Likabeto

Monte Likabeto

Respecto a la segunda dice que, cuando el rey persa Jerjes I, hijo de Darío (el perdedor de la batalla de Maratón), arrasó la ciudad helena en la Segunda Guerra Médica, también quemó el famoso olivo de Atenea. Sin embargo, milagrosamente volvieron a brotar nuevas plantas que con el tiempo dieron sus frutos.

En conclusión, esta es la preciosa leyenda del patrón de Atenas. Como todos los relatos mitológicos, es muy bonita aunque, lógicamente, carece de verismo. ¿Te ha gustado nuestro relato? No te preocupes, en nuevos artículos te contaremos otros.


2 comentarios, deja el tuyo

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  1.   heidy dijo

    es muy chebre esta historias me gusta mucho leer las por que hablan sobre las dioses antiguas y me dejan taras de sobre eso

  2.   Fatima Ouacha dijo

    M’encata, però hay elgo que creo que està mal, por lo que he leído sobre muchos libros no es la misma leyenda.