Muchos países poseen ese monumento o patrimonio que lo representa ante el mundo. El mismo que lleva a miles a de visitantes a idealizar lugares que siempre conllevan unas expectativas desmesuradas. Entre los monumentos más importantes del mundo se cuelan matices e historias de los cinco continentes que los convierten en perfectas referencias para iniciar ese viaje que llevamos años postponiendo.
Big Ben (Reino Unido)
El Palacio de Westminster fue erigido a orillas del río Tamesis en el siglo XIX junto con el Parlamento y su extensión más famosa: una torre de 96 metros de altura cuyo nombre, Big Ben, haría alusión al famoso reloj que luce en lugar de la campana que muchos piensan. Considerado todo un icono del país del Keep calm. . . el Big Ben posee el reloj de cuatro caras más grande del mundo y su referencia a la gloriosa época victoriana continúa evocando esa Inglaterra de autobuses rojos y tardes de té.
Torre Eiffel (Francia)
Cuando el arquitecto Gustave Eiffel finalizó cierta torre en el corazón de París con motivo de la Exposición Universal en 1889, muchos tildaron de «aberración» aquel montón de hierro sin personalidad. Sin embargo, el tiempo terminó dando la razón a Eiffel, quien consiguió rescatar su creación de la destrucción reinventándola en estación de radio hasta que, finalmente, la Torre Eiffel se convirtiese en el mayor icono de la Ciudad del Amor.
Alhambra (España)
Considerado durante varios años como el lugar más visitado de España, la Alhambra de Granada supone el perfecto reflejo de la influencia andalusí que dominó el sur de la península durante casi 10 1000 años. Mandada a construir en el siglo XII por el califa Al-Ahmar, «la Roja», en referencia al color de pelo de su fundador, es un conjunto de alcazabas, fortalezas y palacios en torno a una Medina que continúa suspirando viejas leyendas desde lo alto del cerro de la Sabika.
Coliseo (Roma)
En el año 80 d.C. una estatua llamada el Coloso de Nerón sirvió de base para construir uno de esos famosos escenarios en los que el Imperio Romano se deleitaba con luchas entre tigres y gladiadores. Durante casi 500 años, el Coliseo de Roma se convirtió en el más fastuoso símbolo de un imperio que pasó a mejor gloria, dejando como herencia la que es una de las Nuevas Siete Maravillas del Mundo Moderno y que respira, hoy más nunca, en el centro de la Ciudad Eterna.
Pirámide de Giza (Egipto)
La única de las Siete Maravillas de Mundo Antiguo que aún sobrevive mide 146 metros y reposa a pocos kilómetros de la ciudad de El Cairo. Englobada dentro del complejo de la Necrópolis de Giza donde también luce la famos Esfinge, la Gran Pirámide de Giza continúa siendo el mayor símbolo de una cultura egipcia que convirtió sus cónicas construcciones en motivo de teorías milenarias entre momias, fantasmas y lecturas astronómicas.
Taj Mahal (India)
Mumtaz Mahah, esposa del príncipe Shah Jahan, murió en 1632 tras dar a luz a su decimocuarto hijo. Una pérdida que su marido trató de suplir erigiendo el mausoleo más bonito sobre la faz de la Tierra. Tras más de veinte años en los que cientos de artesanos, elefantes y arquitectos trabajaron en el sueño del monarca, finalmente el Taj Mahal fue inaugurado en la ciudad de Agra dando como resultado la imagen más idílica de esa India exótica y monumental: la de las cúpulas ensoñadoras, los grabados en piedras preciosas o alguno de los atardeceres más bellos. Sin duda, uno de los monumentos más importantes del mundo.
La Gran Muralla (China)
A principios del siglo V a.C., los constantes ataques de las tribus nómadas de Mongolia llevaron al fastuoso Imperio Chino a trazar una fortificación cuyas ansías de superación la llevaron a alcanzar hasta los 21.200 kilómetros de extensión entre el desierto del Gobi hasta la frontera con Corea. Siglos después, la Gran Muralla continúa siendo el gran icono de China, contando con varios tramos a descubrir desde Pekín y su famoso Paso Juyong.
Fushimi Inari-taisha (Japón)
Si viste alguna vez la película Memorias de una geisha, seguramente recordarás aquella escena en la que su joven protagonista corría a través de los arcos naranjas que componen uno de los templos más famosos de Japón, posiblemente el que más. Construido en el año 711 en honor al espíritu de Inari, dios del arroz y la fertilidad, este templo con más de 32.000 toris se ubica en el barrio de Fushimi-ku, en la exótica ciudad de Kioto, invitando al visitante a correr hasta volverse de color naranja.
Estatua de la Libertad (Estados Unidos)
En 1886, con motivo del primer centenario de la Declaración de Independencia de los Estados Unidos, el gobierno francés decidió enviar a sus amigos del otro lado del Atlántico una estatua que sería colocada al sur de la neoyorquina isla de Manhattan. La misma que cambiaría para siempre la vida y sueños de miles de inmigrantes que años después llegarían al «país de la oportunidades» evocando en este monumento la culminación de un largo viaje. Un icono, sin duda.
Chichén Itzá (México)
En mitad de la selva de la península de Yucatán, en el Caribe mexicano, un yacimiento arqueológico continúa evocando los rituales y ceremonias que los mayas, entre otros pueblos pre-hispánicos, fomentaron en este lugar durante varios años. Pirámides eclipsadas por el sol, la luna, el viento y otros muchos mensajes naturales interpretados por una cultura adelantada a su tiempo.
Machu Picchu (Perú)
En Sudamerica existen muchos patrimonios, pero pocos pueden medirse con la majestuosidad de la famosa ciudad inca elevada en honor al dios Sol en algún momento anterior al siglo XV. Rescatada del olvido a principios del siglo XX, el Machu Picchu se ubica a 2430 metros de altura en la región de Cusco, siendo el famoso Camino Inca la mejor antesala de este conjunto de construcciones precolombinas cuya estampa entre montañas y nubes es motivo de viaje para miles de mochileros anualmente.
Ópera de Sídney (Australia)
Asomada a una bahía de Sídney surcada por su famoso puente y epicentro de los fuegos artificiales de cada Fin de Año, la Ópera de Sídney continúa siendo el monumento más representativo del país de los canguros. Inaugurada en 1973 bajo un diseño en forma de caracola, este edificio reúne diferentes espectáculos de ballet y teatro, dinamizando la vida cultural de una ciudad que, en algún momento u otro, siempre termina sucumbiendo a una de las vistas más famosas del mundo.
¿Con cuál de los monumentos más importantes del mundo te quedas?