Escondido en un espeso bosque de los Alpes austriacos, a poco menos de cien kilómetros de la ciudad de Salzburgo, hay un bonito lago: es el lago Toplitz. Está todo rodeado de montañas y a una profundidad de 20 metros sus aguas ya no contienen ni una gota de oxígeno, así que su vida marina solo puede vivir de allí hacia arriba porque de allí hacia abajo el agua es salada y solo viven bacterias y algún que otro resistente gusano.
Pero el Lago Toplitz no es famoso por esta peculiar característica sino por su historia con los nazis. Parece ser que entre el ’43 y el ’44 funciono en su orilla una estación naval de prueba alemana en la cual se experimentó con explosivos compuestos por cobre. Las explosiones las hicieron a varios metros de profundidad e incluso se lanzaron torpedos hacia las montañas, o eso dicen. También dicen que en las profundidades se esconde el famoso y perdido oro nazi.
Las primeras inmersiones fueron a fines de los años ’50 y se encontraron cajas con dinero falso, pero hace un tiempo el gobierno autorizó a un cazador de tesoros estadounidense realizar nuevas inmersiones, a ver si este misterio se resuelve por fin. Los busos estadounidenses estuvieron un largo tiempo viajando al fondo oscuro del lago en busca del oro nazi. La leyenda dice que camiones alemanes trajeron aquí cajas metálicas y las arrojaron al lago. Los busos lograron sumergirse hasta 107 metros.
¿Y qué descubrieron? Lodo y madera, muchísima madera. Por lo cual resultó muy difícil distinguir algo y mucho más dar con algo. Esta historia que te cuento tuvo lugar hace once años. Y hasta ahora no hay nada nuevo bajo el sol: el oro nazi, si existe, no ha sido encontrado y el Lago Toplitz sigue siendo de leyenda y nada más.