Carlos I, el último emperador de Austria

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Aunque hoy Austria es un país pequeñito que casi no sale en las noticias (estos días sí y mucho debido a la crisis migratoria en Europa), hubo un tiempo en que era la cabeza de un enorme imperio: el Imperio Austro Húngaro que desapareció tras el final de la Primera Guerra Mundial.

Así como la Revolución China acabó con siglos de reyes y emperadores y hoy a Pu Yi se lo conoce como el último emperador chino, ¿quién fue el último emperador de Austria? Fue Carlos I de Austria, también conocido como Carlos IV de Hungría, un hombre nacido en 1887 que murió en 1922. Además de ser el último emperador de Austria y último rey de Hungría también fue el último monarca de una familia que dio muchos reyes al mundo, la Casa de los Habsurgo-Lorraine.

Carlos I de Austria reinó en verdad muy poco tiempo: de 1916 a 1919 cuando se apartó del gobierno sin abdicar. La monarquía estaba muriendo, aunque él intentó que eso no sucediera hasta el día de su propia muerte en 1922. Había nacido el 17 de agosto de 1887 en el Castillo de Persenbeug, en la Baja Austria, cuando el emperador y rey de Hungría era su tío abuelo Francisco José, un hombre con el que nunca se llevaría bien.

Se casó con la princesa Zita de Borbón-Parma y cuando el asesinato del archiduque Franz Ferdinand en Sarajevo ocurrió se convirtió en heredero. Solo entonces el emperador empezó a tomarlo más en serio y se inclinó a introducirlo en las materias de Estado. Cuando Francisco José muere él accede al final al trono, en 1916. Poco después los polacos declararían su independencia y Austria se transformaría en una confederación de estados, lo que significaría el comienzo del fin del Imperio. Eso ocurrió en 1918 cuando se alejó del Estado y le dejó a los austriacos y húngaros  el decidir sobre su forma de gobierno.

Carlos I de Austria, aunque intento que la monarquía siguiera en Austria y después en Hungría, no lo logró. Partió con su esposa al exilio a la isla de Madeira. En 1922 tomó frío mientras caminaba en la ciudad, se le complicó en bronquitis y después en neumonía. Sin antibióticos a la vista, no se habían inventado aún, tuvo un par de infartos y murió el 1 de abril delante de su esposa que estaba embarazada de su octavo hijo. Sus restos siguen enterrados en la isla de Madeira, salvo su corazón que junto con su esposa están enterrados en Suiza.

En 2004 fue beatificado por la Iglesia Católica.


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