Ya sabemos que Ámsterdam es la ciudad de los canales, son 165 y sirvieron (y aún sirven) para estimular el comercio y ayudar en el transporte, pues bien, además de esto los canales tienen la función de ser el soporte de las casa flotantes, de las que hay unas 2.500 viviendas.
Sí como lees, en este cinturón de agua que recorre la ciudad y que en el año 2010 fue nombrado Patrimonio de la Humanidad viven familias, parejas, solteros y hasta encontrarás hoteles y bares.
La idea de comenzar a alojarse en barcos y casa flotantes se dio en Holanda tras la II Guerra Mundial, cuando había escasez de vivienda. Junto a esta circunstancia se dio la casualidad de que la flota carguera se estaba modernizando por lo que muchos barcos quedaron disponibles y pudieron ocuparse como viviendas.
Los más atrevidos para ocupar estas casas flotantes fueron los hippies de los años 60 y 70.
En este momento ya no hay sitio para estacionar tu casa flotante, y es que esta forma de vida, se ha convertido en un atractivo más de la ciudad. El precio de un barco que ya esté amarrado en uno de los canales es más económico que el de una casa, ya que implica unos mayores gastos de mantenimiento. Y hay que tener en cuenta que cada cierto tiempo, ponle cada 4 años hay que hacerle un chequeo y revisión en uno de los astilleros.
Como te decía esta forma de vivir se ha vuelto tan llamativa que hasta hay un museo de las casas flotantes, el houseboat museum, un barco, Hendrika Maria, que inicialmente fue un barco de carga construido en 1913 y que se utilizó como vivienda hasta el año 1997. En él que se puede ver como están distribuidas las habitaciones, (que no tienen muro) o los muebles en el salón, donde no queda ni un hueco. Además en este museo flotante te ofrecen información sobre cómo era la vida en los canales.