Me encantan las películas que transcurren en la antigua ciudad de Shanghai o en Hong Kong. Me gusta ver cómo eran estas ciudades atrás en el tiempo, cuando el mundo políticamente era bien distinto. Bueno, contrariamente a muchas ciudades chinas con una historia larga y variada la historia de Shanghai es bien corta.
Los ingleses abrieron la concesión en el lugar después de la primera Guerra del Opio y así comenzaron el desarrollo de la ciudad. La que alguna vez fuera una pequeña villa de pescadores situada al final del río Huang Pu se convirtió en una de las ciudades mas modernas y sofisticadas del mundo. Con el tiempo, claro, aunque no mucho.
Hacia mediados del siglo XIX, entonces, los ingleses llegan favorecidos por un tratado forzoso con la dinastía Qing, cuando China pierde la Primera Guerra del Opio. Los chinos no tenían aquí jurisprudencia alguna y pronto los franceses, americanos y japoneses siguieron a los británicos y se instalaron en los territorios de Shanghai. En los años ’30 del siglo XX se convirtió en el puerto mas importante de Asia, entre 1930 y 1941 fue un refugio para los judíos porque no cerró sus puertas y en 1937 fue bombardeada por Japón y tuvo que ser evacuada hasta que los aliados la recuperaron en 1945.
En 1943 las concesiones extranjeras terminan pero en 1949 la mayor parte de los extranjeros la abandonan porque los comunistas toman su control, y hasta 1976 no volverá a crecer, momento en el que vuelven a abrirse sus puertas al comercio.