El altiplano Cundiboyacense

Una de las regiones más reconocidas en el ámbito nacional es el denominado altiplano cundiboyacense, como su nombre lo dice, entre los departamentos de Cundinamarca y Boyacá.

El altiplano es una región predominantemente agrícola y de clima frío. En la Sabana de Bogotá hay haciendas rodeadas de cultivos de flores que ofrecen excelente alojamiento. El departamento de Boyacá, a su vez, cuenta con sobrecogedores paisajes cuya contemplación es un verdadero deleite.

Los cundiboyacenses son gente amable y hospitalaria, y su gastronomía típica es deliciosa. Boyacá sorprende por su naturaleza siempre verde, sus iglesias coloniales y pueblitos apacibles que surgen en medio del campo. Entre Tunja y Arcabuco, por ejemplo, las cinco aulas ambientales de Alabanza buscan sensibilizar a los visitantes con los temas ambientales.

Hay criaderos de cabras, lagos para practicar la pesca, y servicios de camping y guía. Entre Duitama y Nobsa, el viñedo de Puntalarga ofrece la oportunidad de alegrar el corazón probando sus afamados vinos Marqués de Puntalarga. Paipa, en cambio, es reconocida por sus fuentes termales, el lago Sochagota y la Casona El Salitre, lujosa hacienda colonial que antaño fuera propiedad de los jesuitas. Por su parte, las cómodas y tradicionales Cabañas El Portón cuentan con treinta habitaciones, dos suites y una cabaña.

Más cerca de Bogotá, Villeta es conocida en toda la región por su vocación panelera, su clima templado y los múltiples balnearios. No lejos de allí, en San Antonio del Tequendama, la Granja La Libertad y el Zoológico Santa Cruz permiten observar animales tanto domésticos como silvestres, y realizar agradables caminatas.