En el departamento de Boyacá, tierra fría y de paramo, se encuentra un lugar que contrasta con sus típicos paisajes, a siete kilómetros al nororiente del municipio de Ráquira y a treinta y dos kilómetros al suroeste del municipio de Villa de Leyva, se encuentra el desierto de La Candelaria.
Un lugar en donde se une la ancestralidad de la Tierra con la espiritualidad y la tranquilidad de un espacio en donde el sonido del viento es el mayor ruido y sobresalto que se puede percibir.
Este desierto es una hondonada con extensas zonas verdes y es bañado por un pequeño río de aguas esmeraldinas que le da aún más magia al lugar. Como cualquier otro desierto, la soledad y el ruido del silencio predominan en todo el territorio. Además plantaciones de maíz, cultivos de tomate y algunos frutales acompañan y adornan a éste peculiar espacio que pasa de lugares desérticos, con rocas y tierra árida a oasis fértiles, verdes y armoniosos.
Las imágenes de los paisajes se quedan talladas en la mente del turista, se puede conseguir productos artesanales como vasijas de barro cocido y todo tipo de objetos trabajados con el arte de la alfarería y la materia prima de la arcilla.
OPINO LO MISMO Q VALEN DAN PENA