Muchos países de Europa y de América Latina siguen la costumbre de celebrar un día del año con el nombre propio. Estos nombres tienen que ver con los santos cristianos, tanto católicos como de la Iglesia Ortodoxa Griega, cuando se bautiza a alguien con el nombre de un santo y entonces se celebra el día del santo o se saluda a la persona que se llama José el día de San José, por ejemplo. El vínculo propiamente cristiano en algunos sitios se ha perdido en la medida en que las generaciones mas jóvenes ya no son practicantes.
En el caso de Grecia y de Chipre el día del nombre se celebra tanto como el día del cumpleaños aunque sin pastel. En las familias griegas los nombres aparecen en la misma familia por generaciones enteras pues se suele bautizar a los niños con el nombre de sus abuelos o sus padres y tiempo atrás la costumbre era bautizar a las personas según el día en que nacían que siempre se correspondía con el día de un santo o mártir cristiano. Si por el contrario la persona no tiene un nombre de herencia cristiana sino pagana pues no tiene día especial y solo festeja el Día de Todos los Santos.
El día del santo la familia abre las puertas de su casa o el protagonista decide celebrar con sus propios y selectos invitados en un restaurante, un bar, etc. Se sirve comida y bebida y se espera que los invitados lleven regalos, presentes, flores, tarjetas. Los familiares, si el protagonista es un niño, también pueden entregar dinero.