Faraones más importantes del Antiguo Egipto

Abu Simbel

Templo de Ramsés II en Abu Simbel

Los faraones más importantes del Antiguo Egipto son en gran medida responsables de la popularidad que todavía hoy tiene aquella civilización en todo el planeta. A ellos debemos las grandes obras monumentales que conservamos actualmente y también que su mundo conserve intacto todo su aura de misterio y de magia.

Y es que ni siquiera los mejores estudiosos del Antiguo Egipto han conseguido explicarse cómo la civilización del Nilo pudo construir bajo los reinados de aquellos monarcas sus magníficas obras de arquitectura e ingeniería cuando muchas otras culturas apenas habían salido del Neolítico. Si quieres conocer un poco mejor a estos personajes extraordinarios, te invitamos a seguirnos en un recorrido por los faraones más importantes del Antiguo Egipto.

Los faraones más importantes del Antiguo Egipto, de Zoser a Cleopatra

Los faraones dirigieron los destinos del Antiguo Egipto durante un largo periodo de tres mil años que incluye varias dinastías. Fueron personajes casi divinos o, al menos, considerados descendientes de deidades como Horus o Ra. Sin embargo, era al morir cuando, fusionados con Osiris, alcanzaban verdadera categoría divina. Pero, sin más preámbulos, vamos a conocer a los más destacados de ellos.

Zoser, autor de la primera pirámide conservada

Este faraón, también conocido como Necherjet y que gobernó entre los años 2665 y 2645 antes de Cristo, no tiene tanta fama como los posteriores. Pero, si te hablamos de Imhotep, quizá te sitúes mejor. Por encargo del primero, el segundo construyó la pirámide escalonada de Saqqara, al sur de Menfis, la capital de su imperio.

También llamada pirámide escalonada de Zoser por presentar esa forma, sirvió como modelo de los posteriores complejos de Giza y de todas las demás pirámides posteriores. E Imhotep es considerado el primer gran arquitecto de la Historia.

La Pirámide de Saqqara

Pirámide escalonada de Saqqara

Keops, el primero entre los faraones más importantes del Antiguo Egipto

Justamente el faraón que mandó construir la Gran Pirámide de Giza es un poco posterior y ya verdaderamente importante. También llamado Jufu, rigió los destinos de Egipto entre los años 2589 y 2566 antes de Jesucristo. Históricamente, ha tenido fama de tirano, a lo cual contribuyó poderosamente el griego Herodoto, un historiador no muy riguroso.

En cualquier caso, habernos legado la Gran Pirámide de Giza compensa otras cosas. No en balde, es la única de las Siete Maravillas del Mundo antiguo que hoy nos queda y también la pirámide más grande de cuantas se construyeron en el Antiguo Egipto.

Se cree que el genio responsable de levantarla fue el arquitecto Hemiunu, que a la sazón era también el chaty o primer magistrado después del propio faraón. Y de la grandiosidad de su obra te dará idea el hecho de que fue la construcción más alta del planeta hasta el siglo XIV después de Cristo, cuando la superó el capitel de la catedral de Lincoln, en Gran Bretaña.

En el Museo Egipcio de El Cairo puedes ver una representación de Keops. Se trata de una pequeña estatua de marfil hallada por el arqueólogo inglés Flinders Petrie en Abidos, llamada la Ciudad Sagrada de Osiris.

Kefrén, un digno sucesor

Hijo de Keops, no puede decirse que este faraón haya dejado en mal lugar a su padre. Porque no solo mandó construir su propia pirámide, sino también la archiconocida Gran Esfinge, uno de los grande símbolos del Antiguo Egipto.

Kefrén gobernó entre los años 2547 y 2521 y, aunque solo sea por el valor monumental de lo que nos ha legado, debe figurar entre los faraones más importantes del Antiguo Egipto. Además, también tenemos una representación suya: la estatua sedente de Jafra, que igualmente puedes ver en el Museo Egipcio de El Cairo.

La Gran Esfinge

Gran Esfinge y pirámide de Jaffra

Tutmosis III, un conquistador

Nuestro siguiente gran faraón no destacó tanto por sus inquietudes constructivas como por su afán conquistador. De hecho, emprendió tantas campañas por los territorios de los actuales Líbano, Siria y Palestina que, durante su reinado, el Imperio Egipcio logró su máxima extensión territorial.

Tutmosis III gobernó desde el año 1479 hasta 1425 antes de Cristo y, más que construir templos, se ocupó de restaurar y ampliar los ya existentes. Sin embargo, a él se deben los siete grandes obeliscos de Karnak. Su tumba fue descubierta en el inigualable Valle de los Reyes.

Amenofis III

Como el anterior, perteneció a la XVIII Dinastía de Egipto y gobernó entre los años 1390 y 1353 antes de Jesucristo. Su reinado fue largo y próspero, ya que supo aprovechar las conquistas de sus antecesores para mantener una postura hegemónica en la zona.

También fue un gran constructor. Entre las obras que impulsó destaca el nuevo templo de Tebas o el de Soleb, en Nubia. De su mausoleo solo se conservan los llamados Colosos de Memnón, dos gigantescas estatuas sedentes de dieciocho metros de altura cada una.

Amenhotep IV o Akenatón, llamado el Faraón Hereje

Hijo del anterior, gobernó entre los años 1353 y 1336. Ha pasado a la historia con el sobrenombre de Faraón Hereje porque estableció el culto monoteísta a Atón, que no era otro que el sol.

Por si ello fuera poco, trasladó la capital del imperio de Tebas a Ajetatón, la actual Amarna, donde construyó grandes templos destinados al nuevo culto con las riquezas embargadas a los antiguos sacerdotes. Pero ello también supuso una revolución artística. Hasta entonces, la iconografía del arte egipcio representaba humanizados a los dioses. Pero con Amenhotep IV el protagonismo pasó a la familia real.

Akenatón

Busto de Akenatón

Y también tenemos que hablarte de esta, pues la esposa del faraón fue la conocidísima Nefertiti que tantas veces ha aparecido en películas y novelas. Mujer tan hermosa como dotada para gobernar, algunos paleo-historiadores creen que ella fue la Semenejkara que cogobernó con el propio faraón primero y en solitario después. Volviendo al tema del arte, precisamente el busto de Nefertiti es una de las esculturas más conocidas del Antiguo Egipto.

Como gobernante, Akenatón, con la ayuda de Nefertiti, llevó a término todos los cambios que te hemos contado y que se conocen como la Revolución de Amarna. Con ella, consolidó el poder regio frente al de los sumos sacerdotes y su época fue de prosperidad para el reino.

Tutankamón, el más niño entre los faraones más importantes del Antiguo Egipto

Era hijo del anterior pero no de su esposa sino de Meketatón, su hermanastra, según algunas fuentes o de una de sus tías, según otras. Rigió los destinos de Egipto entre 1334 y 1325 deshaciendo, en gran medida, lo que había hecho su padre.

Llamado el Rey Niño, restableció el culto politeísta devolviendo gran parte del poder a los sacerdotes. También reintegró la capital a Tebas. Pero también restauró buena parte de los monumentos dañados en la convulsa etapa anterior.

Quizá Tutankamón no se encuentre entre los faraones más importantes del Antiguo Egipto, pero sin duda es el más popular. El descubrimiento de su tumba casi intacta por Howard Carter y la supuesta maldición que parece haber caído sobre todos los que participaron en el hallazgo lo han convertido en un personaje rodeado de un aura mítica. De ahí al cine y la literatura solo hay un paso y el Rey Niño ha protagonizado numerosas películas y novelas.

Tutankamón

Tutankamón en Luxor

Ramsés II, el Rey Constructor

Es considerado el faraón con un reinado más largo, ya que gobernó durante 66 años (desde 1279 hasta 1213 antes de Cristo). También fue probablemente el que más hijos tuvo, pues se estiman en unos cien.

Pero también se le conoce como el Rey Constructor por la gran cantidad de espectaculares templos que mandó edificar. Entre ellos, su propio mausoleo, el Ramesseum, en el Valle de los Reyes, o los célebres templos que componen Abu Simbel. Pero Ramsés II llegó aún más lejos. Construyó toda una nueva capital del imperio al este del delta del Nilo. La llamó Pi-Ramsés Aa-najtu o la Ciudad de Ramsés. Finalmente, también te sonará el nombre de la Gran Esposa Real: Nefertari, que se traduce como «por la que brilla el sol».

Cleopatra VII, la que puso en jaque al Imperio Romano

Cuando llegó al trono en el año 51 antes de Cristo, la hegemonía mundial ya pertenecía a Roma. Sin embargo, esta poderosa mujer hizo todo lo posible por preservar Egipto, que ya no vivía su mejor época, de las manos de los latinos.

Sin duda, es la más célebre de todos quienes ocuparon el puesto de faraón. Sus relaciones con Marco Antonio y con Julio César han dado lugar a infinidad de películas. Justamente Cesarión, el hijo que tuvo con el segundo, la sucedería en el trono con el nombre de Ptolomeo XV, aunque fue más simbólico que otra cosa, pues, al morir Cleopatra, Egipto se convirtió en provincia romana.

La Capilla Roja de Karnak

Capilla Roja de Karnak

Según parece, Cleopatra era una extraordinaria mujer que supo montar todo un entramado diplomático, dirigir fuerzas navales e incluso escribir tratados de medicina y libros de lingüística.

En conclusión, los que te hemos mostrado son algunos de los faraones más importantes del Antiguo Egipto. A ellos debemos muchos de los más grandes monumentos del mundo clásico y la herencia de una civilización enormemente avanzada para su época. No obstante, hubo otros tan destacados como ellos. Por ejemplo, Micerino, al que debemos la tercera pirámide de la meseta de Giza; Amenemhat I, constructor del complejo de El Lisht y autor de obras literarias, o la reina-faraón Hatshepsut, precursora de Cleopatra y que mandó edificar el templo de Deir-el-Bahari y la Capilla Roja de Karnak. ¿No te parecen las de estos personajes unas biografías apasionantes?


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