En las últimas décadas las ciudades han ido lavando su imagen y han recuperado poco a poco muchos espacios públicos. Son numerosos los consistorios que han invertido en arte urbano para ofrecer una experiencia nueva de ver y sentir el paisaje a los ciudadanos y visitantes
Gijón, al igual que Oviedo, es una ciudad que cuenta con una gran cantidad de esculturas que pueblan los rincones más bellos y significativos de la ciudad asturiana. Demos un repaso por las más destacadas.
Sin duda alguna la escultura más famosa de la ciudad es Elogio del horizonte, de Eduardo Chillida. Ubicada en el Cerro de Santa Catalina, mide diez metros de altura y tiene un peso de 500 toneladas. Está realizado en hormigón armado a partir de dos pilares que actúan como soporte de una elipse abierta. Con sus brazos acogedores y su cuerpo sólido, el Elogio parece querer lanzarse a volar. El cielo es el techo de esta casa común donde el viento suena en el interior.
En el Parque del Rinconín encontramos otra famosa escultura: el Monumento a la Solidaridad. Realizada en acero inoxidable, pesa tres toneladas y media y está formada por cuatro formas cilíndricas a modo de eslabones que se entrelazan. Una cadena que significa unión pero también libertad ya que los eslabones de la cadena están abiertos. En esta escultura, el acero inoxidable se vuelve de apariencia blanda y moldeable, con un acabado brillante.
Por último nos vamos a Mayán de tierra, en la zona de Casablanca, para poder admirar el conjunto escultórico Sombras de luz, de Fernando Alba. Formado por cuatro planchas rectangulares de acero cortén, miden cinco metros de altura. Están dispuestas en posición vertical y orientada a cada uno de los cuatro puntos cardinales. Cada plancha tiene unas perforaciones circulares por donde entra la luz, siendo especialmente interesante verlas al atardecer y contemplar el hermoso juego de luces natural.