El Aseo y cuidado del cuerpo en la antigua Grecia

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Conforme a los preceptos de la antigua filosofía clásica, en Grecia la moral iba de la mano de la belleza y el cuidado del cuerpo. En aquel entonces, un sinónimo de ser buen ciudadano era poseer un cuerpo cuidado y bien formado. Los hombres practicaban ejercicio durante horas en los gimnasios para alcanzar el ideal de belleza propio de la antigüedad basado en la armonía y en los cuerpos atléticos.

Los griegos, además de mantener sus cuerpos en un buen estado físico mediante un intenso programa de ejercicios, también se preocupaban mucho de la higiene personal. Tras practicar gimnasia seguían un ritual de limpieza de la piel hasta el punto de convertir el culto a la belleza en uno de los pilares de su cultura, que tuvo sus repercusiones en otras civilizaciones.

En este artículo repasamos en qué consistía el aseo y el cuidado del cuerpo en la antigua Grecia. ¿Quieres saber más? ¡Sigue leyendo!

El aseo en la antigua Grecia

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Podemos apreciar en las pinturas de las ánforas que han llegado hasta nuestros días que los antiguos griegos se preocupaban mucho por tener un cuerpo proporcionado y saludable, por lo que se sometían a exigentes programas de ejercicios para lograr un cuerpo armonioso y bello.

En las ánforas no sólo se representaba a los atletas practicando deporte sino también realizando el ritual de aseo y cuidado del cuerpo posterior. Y se les pintaba con sus accesorios de belleza, por ejemplo los pequeños recipientes con aceites aromáticos que se colgaban de las paredes o se ataban a las muñecas de los deportistas.

Para la limpieza de la piel tras el ejercicio, en la antigua Grecia se usaba ceniza, arena, piedra pómez y aceites de rosa, almendra, mejorana, lavanda y canela como lociones limpiadoras, colonias y desodorantes. Otro accesorio que solían utilizar era una varita de metal con forma de cuchara larga y plana para eliminar el exceso de polvo y aceite de la piel.

En el museo arqueológico de Grecia se pueden ver algunas muestras de los frascos que se empleaban para guardar estas esencias y productos para el aseo. Eran recipientes fabricados en arcilla o alabastro que solían estar decoradas y tenían varias formas.

Los baños públicos en la antigua Grecia

Se sabe que desde el siglo V a.C. existían en Atenas los baños públicos, lugares donde acudían los hombres tras hacer ejercicio no sólo a asearse sino también a charlar con otros usuarios, ya que eran considerados lugares de reunión muy populares.

Los baños públicos de la antigua Grecia eran espacios enormes que daban cabida a cientos de personas y se dividían en varias áreas. Primero se accedía al frigidarium (sala con agua fría para bañarse y retirar el sudor), después era el turno del tepidarium (sala con agua templada) y finalmente pasaban al caldarium (sala con la sauna).

Los médicos de la época recomendaban tomar baños de agua fría porque rejuvenecían el cuerpo y el alma mientras que los baños de agua caliente se usaban para que la piel se viese tersa y grácil.

Una vez finalizado el ritual del baño, los servidores les quitaban las impurezas de la piel y los depilaban. Después intervenían los masajistas, quienes les untaban en el cuerpo los aceites perfumados para relajar los músculos.

Las mujeres en los baños públicos de Atenas

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En los baños públicos de la antigua Grecia existían lugares acondicionados exclusivamente para las mujeres, aunque las frecuentaban las atenienses humildes pues las mujeres de clase alta se aseaban en sus casas. Para bañarse empleaban bañeras de barro cocido o de piedra que se llenaban con agua a mano.

El ideal de belleza femenino en la antigua Grecia

La palabra cosmética procede del griego que significa «aquello que se utiliza para la higiene y la belleza del cuerpo» especialmente referido al rostro.

El símbolo de la belleza para las mujeres griegas era la belleza sin pretensiones. La piel blanca era considerado un reflejo de pureza y pasión así como de una vida acomodada pues una piel bronceada se identificaba con las clases bajas y los esclavos, quienes pasaban largas horas bajo el sol trabajando.

Para mantener una piel pálida, solían emplear productos como la tiza, el plomo o el arsénico. En las mejillas se ponían algo de rubor elaborado a base de bayas aunque era un maquillaje muy ligero pues primaba la belleza natural, a diferencia de las mujeres de compañía quienes empleaban colores más intensos.

El cuidado del cabello en la antigüedad

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En cuanto al cabello, tanto hombres como mujeres ungían con aceites sus cabellos y los rizaban pues este estilo se consideraba el máximo exponente de belleza en aquel entonces. Los griegos adoraban el movimiento que expresaban las ondas y los rizos. Los esclavos eran los encargados de mantener las cabelleras de sus amos en perfecto estado. De hecho, se puede observar en las estatuas que han llegado a nuestros días algunos de los peinados que lucían los antiguos griegos.

Las mujeres de las clases altas se diferenciaban de las esclavas en su cabello porque lucían peinados sofisticados y se recogían la larga cabellera en moños o trenzas que se decoraban con lazos y pequeñas cuerdas. Sólo en época de duelo lo cortaban un poco. Por su parte, las mujeres de clase baja solían llevar el pelo corto.

A los niños se les dejaba crecer el cabello hasta la adolescencia, cuando se lo cortaban para ofrecérselo a los dioses. Los hombres iban al barbero ocasionalmente y no comenzaron a afeitarse la barba y el bigote hasta después de Alejandro el Magno. Otra de las innovaciones que vino con el rey de Macedonia a consecuencia de sus conquistas en Oriente fueron los tintes para el pelo.

En la antigua Grecia el color rubio simbolizaba la belleza en su plenitud. Para parecerse a Aquiles y a otros héroes de la mitología griega, los hombres habían ideados métodos para aclarar el pelo usando productos como vinagre, zumo de limón y azafrán.

La depilación en el mundo clásico

Para eliminar el vello corporal, las mujeres usaban navajas y se depilaban con pastas especiales o con el candil. Los antiguos griegos consideraban muy importante eliminar totalmente el vello corporal pues un cuerpo depilado era un símbolo de inocencia, juventud y belleza.

La depilación se complementaba con un masaje con aceites y perfumes para calmar la piel. Este ritual era llevado a cabo por los kosmetés en los gimnasios, que de algún modo fueron los antecesores de los salones de belleza.

El ritual del aseo en otras culturas

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Al conquistar Bizancio, Egipto y Siria, los musulmanes heredaron de los romanos y de los cristianos bizantinos su afición por las termas.

Antiguamente, en la cultura islámica se pensaba que el calor del hammam aumentaba la fertilidad y, por tanto, la reproducción de los creyentes. De manera que los árabes dejaron de utilizar el agua del frigidarium (sala fría) para bañarse y sólo empleaban la del tepidarium y caldarium.

Así en los países árabes, los hammams eran también un importante centro de reunión social y se levantaban a las puertas de las mezquitas. Su paso por ellos suponía una preparación y purificación para acceder al templo.

Afortunadamente, este ritual para el aseo nacido en la antigua Grecia y conservado por los países islámicos ha llegado hasta nuestros días. En muchas ciudades existen baños árabes donde se puede vivir la experiencia de esta antigua tradición en la propia piel. Es un plan fantástico para pasar una tarde de fin de semana, descansando y relajando el cuerpo y la mente.


2 comentarios, deja el tuyo

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  1.   sol dijo

    hola que tal ma parece muy bien que hablen de esto

  2.   gshcgzc dijo

    leblou