En la cultura popular todos conocimos a los hombres de Esparta gracias a la película 300. El contenido de la clase de historia se trasladó de repente al cine y la película transformó la imagen de los espartanos para siempre.
¿Pero cómo era en verdad la vida en Esparta? Más allá de esos cuerpos esculturales y el arte de la guerra, ¿cómo era la vida para los hombres de Esparta, cómo eran educados, en qué tipos de familia, cómo eran sus mujeres?
Esparta, su historia
Esparta fue una ciudad-estado de la antigua Grecia, ubicada sobre la orilla del río Eurotas, en Laconia, al sudeste del Peloponeso. Su auge militar se dio alrededor del año 650 a.C y es un clásico la enemistad con Atenas en tiempo de la Guerra del Peloponeso, entre los años 431 y 404 a.C. Ganó esta guerra y supo mantener su independencia política hasta la conquista romana de Grecia.
Tras la caída del Imperio Romano y su segmentación posterior, Esparta no pudo escapar de ese destino y su brillo declinó, incluso su gente terminó abandonando la ciudad durante la Edad Media.
Pero esos siglos de importancia bastaron para que tuviera su propio capítulo en la historia, y eso se debe a su sistema social y su constitución que subraya la importancia del militarismo y su excelencia.
La sociedad espartana estaba claramente divida en estratos: estaban los ciudadanos con todos sus derechos, llamados espartanos, pero también estaban los mothakes, gente que no era espartana aunque descendía de espartanos, y era libre. También estaban los perioikoi, no espartanos libres y los helots, no espartanos que eran esclavos estatales.
Los hombres espartanos eran los verdaderos protagonistas de esta sociedad, ellos y en ocasiones algunos mothakes y perioikoi, eran entrenados para la batalla y se transformaban en eximios guerreros. ¿Las mujeres? En casa, eso sí, con relativamente más derechos que otras mujeres de su época.
La historia de Esparta puede dividirse en un período prehistórico, otro clásico, otro heleno y otro romano. Posteriormente le siguen los períodos post clásico y moderno. El primer periodo es de difícil reconstrucción ya que todo está distorsionado por la oralidad en la trasmisión de información. El período Clásico, en cambio, es el más registrado ya que se corresponde con el afianzamiento del poderío espartano en la península.
En su mejor momento Esparta tenía entre 20 mil y 35 mil ciudadanos, más las otras categorías de personas que componían su sociedad. Con esta cantidad de gente Esparta era una de las ciudades-estado griegas más grandes e importantes.
Es para esta época que tiene lugar la legendaria Batalla de Termópilas que vemos en la película, contra el ejército persa. Las cosas ocurrieron un poco como en el filme, que termina con una derrota honrosa para los espartanos. En la vida real, un año después, Esparta logra desquitarse formando parte de una alianza griega contra los persas, en la Batalla de Plataea.
Aquí sí ganaron los griegos y con esa victoria se terminó la Guerra griego – persa y las ambiciones de los persas de entrar en Europa. Si bien fue una alianza griega la que terminó con ellos, en esa alianza fue sumamente importante el peso de los eximios guerreros espartanos, líderes del ejército griego.
También en este período clásico Esparta logró una armada propia, cuando tradicionalmente era una fuerza terrestre. Y le fue tan bien que desplazó el poderío naval de Atenas. De hecho, en su mejor momento Esparta era imparable y dominaba toda la zona y muchas de las otras ciudades-estado también e incluso, la actual Turquía.
Este poder le valió muchos enemigos así que tuvo que enfrentar a los otros estados griegos en la Guerra de Corintia. En esta guerra se juntaron Argos, Corintio, Atenas y Tebas contra Esparta, en principio incentivados y apoyados por los persas. Esparta sufrió una derrota muy importante en la Batalla de Cridus, en la que participaron en su contra mercenarios griegos y fenicios del lado de Atenas, y sus ansias expansionistas se vieron recortadas.
Tras más años de enfrentamientos se logró firmar la paz, la Paz de Antalcidas. Con con ella todas las ciudades griegas de Ionia volvían a la égida persa y la frontera persa de Asia era liberada de la amenaza espartana. A partir de entonces Esparta empezó a ser cada vez menos importante en el sistema político griego, incluso a nivel militar. Y lo cierto es que nunca se recuperó de la derrota en la Batalla de Leuctra y de los conflictos internos entre sus distintos cuidadanos.
En tiempos de Alejandro el Grande su relación con Esparta tampoco fue todo rosas. De hecho, los espartanos no quisieron unirse a otros griegos en la famosa Liga de Corintio cuando esta se formó, pero fueron obligados tiempo después. En las Guerras Púnicas Esparta se puso del lado de la República Romana, tratando siempre de conservar su independencia, pero a la postre la terminó perdiendo tras perder la Guerra Laconiana.
Tras la caída del Imperio Romano las tierras de Esparta fueron arrasadas por los visigodos y sus ciudadanos convertidos en esclavos. En la Edad Media Esparta perdió para siempre su importancia, y la moderna Esparta tuvo que esperar muchos siglos, hasta el siglo XIX, para ser re fundada por el rey griego Otto.
Esparta, su sociedad
Esparta era una oligarquía dominada por una casa real hereditaria, cuyos miembros eran de dos familias, los Agiad y los Eurypontid. Decían descender de Heracles. Los reyes tenían obligaciones religiosas, militares y judiciales. En materia religiosa el rey era el máximo sacerdote, en materia judicial sus pronunciamientos tenían autoridad y en materia militar era el líder absoluto.
La justicia civil estaba mas regida por un grupo de oficiales mayores, 28 hombres adultos de alrededor de 60 años, pertenecientes, en general, a las familias reales. Todo se discutía entre ellos y después el tema en cuestión pasaba a otro cuerpo colectivo, pero esta vez de ciudadanos espartanos, que votaban lo que los mayores le proponían. Algunas de estas cuestiones organizativas e incluso las competencias del rey fueron cambiando con el tiempo, en general perdiendo los poderes mas absolutos.
Un niño espartano era educado desde pequeño y veces había niños extranjeros a los que se les permitía esa educación. Si el extranjero era muy bueno, entonces tal vez se le daba la ciudadanía.
Pero esta educación era paga así que aunque fueras espartano, sin dinero no había educación y sin educación no había ciudadanía. Pero había otro tipo de educación para quienes no eran desde el vamos, ciudadanos. Se llama perioikoi, y estaba destinada a quienes no eran espartanos.
Hay que saber que en realidad, en Esparta, los propios espartanos eran minoría. La mayoría eran helots, gente que originalmente procedía de Laconia y Messenia y que los espartanos habían vencido en batalla y esclavizado. Los espartanos no mataban a los hombres y las mujeres y niños pasaban a ser una suerte de esclavos. Entonces, los helots pasaban a ser más bien siervos, como en el resto de las ciudades-estado griegas.
Los helots podían conservar el 50 % del fruto de su trabajo y casarse, practicar una religión y tener algo de su propiedad, aunque no derechos políticos. Y si eran lo bastante ricos, comprar su libertad. ¿Por qué? Bueno, en Esparta los hombres se dedicaban 100% a la guerra así que no podían hacer tareas manuales, para eso estaban los helots. La relación no estaba exenta de algunas crispieses, pero al parecer los espartanos confiaban en ellos pues hasta formaron escuadrones militares de helots.
De hecho, hasta hubo una revuelta de esclavos en Atenas y los que huyeron corrieron a Attica a buscar refugio entre las tropas espartanas. Y es que este aspecto de la sociedad espartana la hacía única. De todas formas, a la postre, hubo tensiones ya que los helots eran mayoría. ¿Y qué pasaba con los otros, los perioikoi? Si bien tenían el mismo origen social que los helots no tenían la misma posición. No se sabe bien qué eran, ya que eran libres pero no tenían las mismas restricciones que los helots.
Pero si ser helot o perioikoi no era fácil tampoco lo era ser espartano. Cuando nacía un niño si era deforme o estaba enfermo se lo arrojaba desde el Monte Taygetos. Si era niño empezaba su entrenamiento a los siete años para lograr disciplina y excelencia física. Se les alimentaba lo justo, nunca de más, para que aprendieran a sobrevivir con poco. Además de aprender combate y a manejar armas, también estudiaban baile, música, lectura y escritura.
A cierta edad era usual que tuvieran un mentor, en general un adulto joven y soltero que pudiera inspirarlos como modelo. También se dice hoy que eran compañeros sexuales, aunque no se sabe a ciencia cierta. Con respecto a la educación de las niñas se sabe muy poco, aunque se supone que también eran educadas a conciencia, aunque poniendo énfasis en otros aspectos.
A los 20 años un ciudadano espartano formaba parte de un club de unos 15 miembros, los syssitia. Su vínculo terminaba siendo muy estrecho y recién a los 30 años podrían postularse para a un puesto público. Hasta los 60 años estaban activos. Se casaban a los 20 pero estaban con su familia recién a los 30 cuando se retiraban de la vida militar.
Lo cierto es que sobre la vida militar de Esparta hay muchos mitos, adornados todos. Está el de la mujer que le entrega el escudo antes de partir a la guerra, para decirle «Sobre él o con él», es decir, muerto o victorioso. Pero en verdad, los espartanos muertos no volvían, eran enterrados en el campo de batalla. Otro mito habla de las madres espartanas que odian a sus hijos débiles, pero parece que en verdad estos dichos se originaron en Atenas, para menospreciarlas.
Hablando de mujeres, madres y esposas… ¿cómo era el matrimonio en Esparta? Plutarco dice que imperaba la costumbre de «robar a la novia». La chica se afeitaba entonces la cabeza y se vestía de hombre para acostarse sobre la cama en la oscuridad. Entonces, el novio llegaba después de cenar y tenía sexo con ella.
Ante esto no falta quien especula con que esta costumbre, única de Esparta, habla a las claras de que la mujer debía disfrazarse de hombre para que su esposo pudiera al comienzo tener sexo con ella, tan acostumbrados al sexo entre hombres…
Más allá de eso, la mujer espartana ocupaba un lugar único entre las mujeres de la antigüedad. Desde que nacían eran alimentadas igual que sus hermanos, no se quedaban en casa, podían ejercitarse al aire libre y casarse entrada la adolescencia o incluso a los 20 años. La idea era evitar los embarazos muy jóvenes para que nacieran niños sanos y las mujeres no murieran antes.
Y para asegurarse también una sangre fuerte la costumbre de compartir esposa era aceptada. Tal vez un hombre mayor le daba permiso a uno más joven para acostarse con su esposa. O si el mayor no podía tener hijos. Obviamente, costumbres que iban de la mano con el hecho de que los hombres morían en batalla y era necesario no mermar la población. Además, las mujeres eran educadas y tenían cierta voz propia, al revés de lo que sucedía con las mujeres de Atenas y otras ciudades-estado.
¿Sabías todo esto de Esparta?