Los Metecos

metecos

Se llamaba metecos a los extranjeros domiciliados en Atenas, en la Grecia Antigua. Sobre ellos recaían muchas de las obligaciones de los ciudadanos. Debían servir en el ejército o en la flota; pagar los impuestos generales, además, un impuesto especial llamado metoikión. Los extranjeros muy destacados recibían honores, recompensas, como el no pago de impuestos. Los metecos, eran objeto de gran consideración, pues, constituían una clase numerosa más de 50.000, rica y culta. La población del Pireo, estaba compuesta en su mayoría de metecos. En Esparta no se permitía que vivieran extranjeros. Realizaron gran cantidad de beneficios en la industria, el comercio, se cita el caso de un meteco muy rico que poseía más de 600 esclavos que trabajaban, por su cuenta, en las minas de plata del Laurión. Pero, ni su riqueza, ni su cultura, ni la larga residencia en el Ática les permitía obtener los derechos políticos, pues la ciudadanía era rigurosamente hereditaria, sólo en casos excepcionales la asamblea ateniense llegó a otorgar a los metecos el privilegio de la ciudadanía. Los ciudadanos constituyeron una minoría de la población. A mediados del siglo V a.c, la relación numérica entre los tres grupos sociales era más o menos la siguiente, atenienses 150.000, metecos 50.000, esclavos 120.000. Cuando se dice 150.000 atenienses se incluye a las mujeres, a los niños, lo que reduce el número real de ciudadanos a un tercio, ya que las mujeres no participaban de la vida política, estaban recluidas al hogar, tenían una influencia indirecta. Temístocles, le decía a su hijo y resumía la vida de las mujeres así, “Tú eres el personaje más importante de la ciudad, porque yo mando en Atenas, tu madre me manda a mi y tú mandas a tu madre”.


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