En la Antigua Grecia, la gente consultaba a las deidades para saber como actuar en distintos órdenes de la vida, y el pueblo tomaba el nombre del oráculo.
Allí hubo muchos oráculos famosos, sus nombres no se han perdido con el paso del tiempo.
La respuesta del dios se podía obtener de varias maneras.
En Delfos se consultaba a la sacerdotisa principal en trance, llamada Pitia y ella contestaba, sus palabras se consideraban dichas por el Dios Apolo.
Al oráculo lo consultaban personas particulares y oficiales públicos en nombre de gobernantes, etc.
Con la llegada de los romanos y luego del cristianismo, el oráculo y la ciudad de Delfos fueron decayendo, aunque pudo sobrevivir hasta el año 390 d.c.
En el oráculo de Dodoma, se interpretaban las señales emitidas por el sonido de una caldera, golpeada por una cadena, que se movía con el viento, y también se interpretaba el sacrificio de animales.
El oráculo de Zeus es el más antiguo, nació cuando dos palomas negras emprendieron vuelo, una llegó hasta Dodoma en El Epiro, a un monte de robles y en lenguaje humano dijo que allí debía haber un oráculo. La otra se posó en un oasis Libio y dijo lo mismo.
El oráculo de Apolo era el más famoso de Grecia, ubicado en Delfos. Surgió sobre una rotura en la tierra, en la ladera de la montaña, por donde salía un gas enrarecido que afectaba a las personas y a los animales.
La sacerdotisa se sentaba encima de la hendidura y se pensaba que era el dios que la ponía en ese estado y así profetizaba.
También están los oráculos de Trofonio, de Esculapio, de Apis, y otros menos famosos.