El Gabinete Secreto, erotismo de Pompeya

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He visitado las ruinas de Pompeya un día nublado y con algo de llovizna. Pensé que era un día terrible para caminar entre ruinas y añoraba un poco de sol, pero la verdad es que no me pudo tocar un día mejor. La atmósfera de esta antigua ciudad romana es única y un día nublado, y por ende con poca gente, lleno de sombras y en tono gris, es la mejor compañía para la historia triste de Pompeya y su vecina, Herculano.

Ya lo sabemos, la erupción del volcán Vesubio tapó con varias capas de ceniza a estas dos ciudades. El desastre mató a miles de personas pero conservó la ciudad en un estado maravilloso para los arqueólogos de nuestro tiempo. Hoy, caminar por calles romanas, ver casas, imaginar la vida cotidiana y contemplar las réplicas de esos cuerpos calcinados hiela la sangre. Mucho de lo que se encontró en Pompeya está hoy en el Gabinete Secreto en el Museo Nacional Arqueológico de Nápoles.

La colección del gabinete secreto está formada por objetos eróticos o sexuales explícitos que fueron encontrados en las ruinas de Pompeya. Pompeya era una ciudad de recreo y lo cierto es que los romanos no eran tan moralistas con el sexo así que pintaban frescos, hacían mosaicos y objetos muy sexuales y explícitos. Cuando Pompeya comenzó a ser excavada todo lo que salió a la luz que ofendía el moralismo del siglo XIX se guardó de la vista común y fue a parar al Gabinete Secreto.

Los arqueólogos llegaron incluso a bloquear con metal los frescos eróticos de las ruinas para que la gente no pudiera espantarse. Los paneles solo se abrían ante los hombres, nunca antes las damas. Esto se mantuvo, sorpresivamente, hasta los años ’60 y el contenido del Gabinete Secreto no era de lo más popular y conocido. El Gabinete Secreto se abrió y se cerró varias veces a lo largo del tiempo pero en el año 2000 se abrió definitivamente y desde 2005 toda la colección está concentrada en una sala dentro del Museo Nacional Arqueológico de Nápoles.


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