Si quieres pasear por el interior de un edificio muy antiguo y disfrutar viendo la colección de antigüedades religiosas del Pontificado entonces debes visitar el Palacio de Letrán. Este palacio se construyó durante el Imperio Romano y alberga hoy el Museo Pontificio de Antigüedades Cristianas.
Constantino el Grande entregó este edificio al Papa y así esta fe una residencia papal durante los siguiente mil años. Sufrió un gran incendio y tuvo que ser restaurado y embellecido durante el siglo X y fue en aquellos años en donde esta residencia se convirtió en un verdadero palacio. La vista de esta parte de Roma era en ese momento muy distinta a la de ahora: la plaza que está al frente y que hoy alberga el obelisco de Letrán tenía un palacio y una torre y entre ese palacio y la basílica estaba la estatua de Marco Aurelio y su caballo.
En este Palacio de Letrán tuvieron lugar muchos concilios y vivieron muchos papas. Las ventanas que miran hacia la plaza son de hecho las de los aposentos papales. Cuando la sede papal se retiró a Aviñón el palacio sufrió algún deterioro y después, en 1307 y en 1361 sufrió dos grandes incendios de los que nunca pudo recuperarse del todo. Finalmente los papas eligieron instalarse en la un par de basílicas antes de trasladarse definitivamente a la Ciudad del Vaticano, cuando regresaron a Roma desde Aviñón. Más tarde el palacio se achicó un poco hasta quedar del tamaño actual.