Los bosques en el Japón

Debe llamarte poderosamente la atención al sobrevolar el territorio japonés, la gran cantidad de bosques que hay, sobre todo considerando que se trata de un país fuertemente industrializado, donde el 67% de su superficie está cubierta de bosques.  Y esto sorprende porque en ningún otro país industrializado la superficie boscosa supera el 50% de su territorio.

Y esto se debe a que la gran variedad de la vegetación japonesa (unas 17.000 especies) florecen por el clima y relieve. En su mayoría de árboles frondosos y coníferas: castaños, hayas, arces, tuyas, pinos rojos y laricios, junto con abedules y fresnos.

Por ejemplo, al oeste domina un bosque de coníferas que crecen junto a magnolios, bambúes y castaños verdes. Así como ciruelos blancos y rojos, cerezos y los pinos que se han convertido en símbolos tradicionales del país.

Pensar que en este archipiélago que se extiende 3.000 km de norte a sur posibilita la existencia de una gran variedad de árboles, debe llamar la atención de aquellos países que deben preservar y proteger la flora de sus territorios. En este sentido, los japoneses saben lo que tienen : sus bosques son únicos en el mundo y se podría decir que todo el país es un auténtico vivero.

Es por ello que existen leyes de protección y conservacios de las especies. En muchos de los casos, debido a sus creencias religiosas.  ¿Y cómo es esto? Debe saber que existía la creencia de que los dioses vivían en el interior del bosque y entre los grandes árboles, o que descendían a la tierra en zonas arbóreas sagradas. Este hecho favoreció entre los japoneses la idea de la preservación.

Claro, creencias desde la época medieval pero que ha ayudado para que la población japonesa  vea que sus bosques son fundamentales para la producción y para su propia vida. De este reconocimiento surgió el deseo de preservar y mejorar la superficie boscosa, beneficiándose del regalo de la naturaleza, generación tras generación.