La historia del Lobo Japonés, ¿una especie extinguida?

lobo de honshu japón

Hace más de cien años que los últimos lobos que habitaban las montañas de Japón se extinguieron. Estos animales suponían un quebradero de cabeza para los ganaderos, que no dudaron en usar los métodos más expeditivos para acabar con ellos de forma definitiva. Así fue el final del Lobo Japonés, una subespecie de lobo gris de las que existieron dos razas: el Lobo de Honshu y el Lobo de Hokkaido.

Varios museos de diferentes lugares de Japón exhiben ejemplares disecados de estos animales. Esto nos permite hoy hacernos una idea de cómo eran aquellos lobos japoneses que la religión sintoísta asociaba a los espíritus de la montaña.

Las dos especies de Lobo Japonés

Dos fueron las especies de lobo gris que habitaron en el país el sol naciente. La más extendida fue el Lobo de Honshu, que vivió en islas de Honshū, Shikoku y Kyūshū. La otra, el Lobo de Hokkaido, fue una especie endémica de las regiones septentrionales del archipiélago nipón.

Lobo de Honshu

Ejemplar disecado de Lobo de Honshu en el Museo de Naturaleza y Ciencia de Tokio

Lobo de Honshu

Se le conoce también como lobo japonés, aunque su nombre científico es Canis lupus hodophilax. Era de tamaño bastante menor al del resto de lobos grises del mundo, con una altura en cruz de 56-58 cm.

El crecimiento incontrolado de las poblaciones de lobos en Japón a lo largo del siglo XIX se convirtió en un problema nacional. Los lobos, cada vez más atrevidos y agresivos, no sólo atacaban a los animales sino que causaron la muerte de muchos campesinos. El lobo de Honshu, que siempre atacaba en grupo, llegó a ser conocido como el «asesino de hombres».

En la Era Meiji (1868-1912) se organizaron grandes cacerías de lobos para mantener la seguridad de las áreas rurales. En ellas se usaban armas cada vez más sofisticadas y métodos más eficaces.

El último lobo de Honshu fue capturado y sacrificado el 23 de enero de 1905 en la pequeña aldea de Higashiyoshino, en la prefectura de Nara.

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Ejemplares disecados de Lobo de Hokkaido

Lobo de Hokkaido

El también llamado Lobo de Ezo (Canis lupus hattai), vivió en las frías montañas de la isla de Hokkaido y en la isla de Sajalin, hoy bajo soberanía rusa. Esta raza era de mayor tamaño que el Lobo de Honshu y era morfológicamente más cercana a los lobos grises de América del Norte que a los asiáticos.

El lobo fue venerado como dios por los Ainu, etnia aborigen de la isla de Hokkaido. Los propios cazadores no sólo evitaban cazarlos sino que incluso les daban alimento.

Sin embargo, al igual que sucedió con el Lobo de Honshu, en la época Meiji se inició una persecución y aniquilación sistemática del Lobo de Hokkaido, considerado un «animal nocivo» y una amenaza a la nueva industria de la cría de caballos. Tras pedir la opinión de ganaderos estadounidenses, los lobos fueron envenenados con estricnina y la especie se extinguió.

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Estatua de un lobo sagrado en la entrada del Templo Musashi Mitake de Ōme, Tokyo

El regreso del Lobo Japonés

¿Se extinguieron realmente todos los lobos japoneses? Hay mucha gente en el país que opina lo contrario.

Desde la fecha oficial de la muerte del último lobo de Japón son muchos los testigos que aseguran haber visto ejemplares de este animal en diferentes puntos del país. El caso más conocido es del del montañero Hiroshi Yagi, que en 1996 aseguró haber tenido varios encuentros con estos animales en el Parque Nacional de Chichibu Tama Kai, cerca de Tokio.

Si esto fuera cierto, estaríamos ante un caso de «animal lázaro», que es como se llama a las especies incluidas en la larga lista de fauna extinta y de las que se han hallado a posteriori evidencias físicas de su pervivencia. Sin embargo, las únicas pruebas son unas cuantas fotografías borrosas, pero ningún ejemplar capturado para demostrarlo.

Parece ser que muchos japoneses siguen aferrados a las viejas creencias y a la figura del lobo, muy importante dentro de la mitología japonesa. Estas personas se resisten a aceptar que las dos especies de lobo japonés se encuentran extintas y que tal vez los científicos estarían ocultando la realidad para admitir que los lobos existieron por lo menos durante algún tiempo después de haber sido declarada como desaparecida. La verdad es que, más allá de este tabú cultural, la extinción del lobo japonés es un hecho ampliamente aceptado.


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