La gastronomía italiana es única y gracias a las corrientes migratorias que llegaron a América esta ha dado la vuelta al mundo y ha dicho presente en los platos diarios de muchos países, entre ellos Estados Unidos, Argentina, Uruguay y muchos otros. La gastronomía italiana no solo es sinónimo de pasta, por supuesto, ya que además las bebidas típicamente italianas tienen su propio párrafo en la historia culinaria italiana.
Italia tiene una amplia variedad de vinos: tintos, rosados, blancos, con fuerte sabor a uva, con dejos frutales y hasta champañas que están a la altura de los vinos espumantes franceses. Por ejemplo, tenemos el Brunillo di Montalcino, el Chianti o el Marsaka, solo por nombrar algunos.
Pero hay otras bebidas italianas que se han hecho famosas y que no solo se beben sino que se utilizan para elaborar muchos platos dulces. Por ejemplo, el limoncello es un producto típico de la Campania y se elabora con limones frescos cultivados en la hermosa costa Amalfitana en el Golfo de Nápoles. Se maceran los limones en alcohol y se suele tomarlo o muy frío o a temperatura ambiente, pero con un poco de helado de limón es exquisito.
Otra bebida típica es el amaretto, una bebida con albaricoque, frutas aromáticas como el durazno, la cereza y la vainilla, azúcar caramelizada, esencia de distintas plantas y el sabor amargo de las almendras. El amaretto tiene una graduación alcohólica de 25 grados y es originario de Saronno, una pequeña ciudad cerca de Milán. ¿Y qué pasa con el café italiano?
Bueno, también es famoso, por supuesto. Tenemos el capucchino y el café expresso, mundialmente conocidos. El segundo se elabora con una cafetera express, es rápido y de sabor concentrado, el mejor. Y el primero se hace con café expresso y con leche, formando parte del típico desayuno italiano. No os los podéis perder en vuestras vacaciones en Italia.