Ciudades más bonitas de Europa

Vista de Florencia

Florencia

Hablar de las ciudades más bonitas de Europa en un texto siempre es subjetivo. Cada viajero que haya recorrido el Viejo Continente tiene sus propios gustos e inquietudes y, por tanto, preferirá unas localidades u otras. Si es aficionado a la historia clásica, disfrutará viendo Roma y la tendrá entre sus favoritas. En cambio, si lo que le gusta es el Medievo, hallará en Brujas su destino ideal. Igualmente, si se tiene por romántico y admira la buena pintura, será en París donde se encuentre como en casa.

No obstante, hay varias localidades que gozan de unanimidad a la hora de elegir las ciudades más bonitas de Europa. Combinando todo ello, vamos a mostrarte nuestra propuesta. Quizá no estés completamente de acuerdo con ella o quizá sí. Pero, como te decíamos, es una lista subjetiva.

Algunas de las ciudades más bonitas de Europa

Un repaso por los países del Viejo Continente muestra que en todos ellos hay localidades preciosas que merecen tu visita. También es difícil incluirlas todas. Pero, sin más preámbulos, vamos con nuestra propuesta.

El Coliseo de Roma

Coliseo de Roma

Roma, la Ciudad Eterna

La capital italiana, que también lo fue del mayor imperio de la antigüedad, alberga en sus calles más cantidad de bienes históricos y arquitectónicos que cualquier otra ciudad en el mundo. Uno de sus máximos símbolos es el Coliseo, uno de tantos vestigios de la época latina junto a los restos del foro y otros muchos bienes.

También impresionante es su patrimonio religioso. Te aconsejamos que hagas el llamado «peregrinaje de las siete iglesias de Roma», que incluye, entre otras, maravillas como la basílica de San Juan de Letrán, la de San Pedro, ambas en la Ciudad del Vaticano; la de Santa María la Mayor o la de la Santa Cruz de Jerusalén.

No va a la zaga en Roma el patrimonio de arquitectura civil, con palacios como el del Quirinal, el Montecitorio, el Madama o el de la Consulta. Y junto a ellos, preciosas fuentes como la Fontana di Trevi, otro de los símbolos de Roma, y plazas como la de España o la Navona. Todo ello sin mencionar la infinidad de museos que te ofrece la Ciudad Eterna.

París y la Torre Eiffel

Torre Eiffel

París, el romanticismo y la belleza

La capital francesa tampoco puede faltar en una lista de las ciudades más bonitas de Europa. Junto a Venecia, es la localidad que recibe más enamorados al cabo del año. Pero, además, todo aficionado a la pintura debería visitar, al menos una vez en la vida, el Museo del Louvre.

Entre sus monumentos, imprescindible es mencionar su máximo símbolo: la Torre Eiffel. Pero también la catedral de Notre-Dame, la basílica real de Saint-Denis o la del Sagrado Corazón en cuanto a la arquitectura religiosa y el complejo de la plaza de la Concordia, el Arco del Triunfo, los Inválidos, la Conciergerie o la Escuela Militar en lo que respecta a la civil.

Todo ello sin olvidar maravillas como los Campos Elíseos, los jardines del Trocadero o de las Tullerías y, por supuesto, el impresionante complejo del palacio de Versalles, máxima expresión de la belleza arquitectónica que también cuenta con preciosos jardines.

Plaza de la Signoria

Plaza de la Signoria de Florencia

Florencia, el embrujo de Stendhal

Volvemos a Italia para visitar otra maravilla que provocó a Stendhal el famoso síndrome que padece el turista ante la contemplación de tanta belleza. Hablamos de Florencia, cuyo centro histórico es Patrimonio de la Humanidad.
Lugares que ver en la ciudad toscana son la impresionante catedral de Santa María del Fiore, con su imponente cúpula; el palacio Vecchio, ubicado en la plaza de la Signoria; los puentes Viejo y de la Santa Trinidad o la basílica de San Lorenzo.

Y, junto a sus monumentos, Florencia cuenta con algunos de los museos más importantes del mundo. Entre ellos, la Galería de los Uffizi, que alberga la mayor colección de pintura renacentista del mundo, y la Galería de la Academia, donde puedes ver el ‘David’ de Miguel Ángel.

Edificio del Ayuntamiento de Brujas

Ayuntamiento de Brujas

Brujas, una maravilla medieval

Conocida como «la Venecia del norte» por los canales que la recorren, Brujas también tiene un casco histórico que es Patrimonio de la Humanidad. Este se articula en torno a la Grote Markt o plaza Mayor, donde está el maravilloso Campanario que es símbolo de la ciudad. No menos impresionante es el edificio del Ayuntamiento, en la plaza Burg.

Respecto a la arquitectura religiosa, son visitas imprescindibles la catedral de San Salvador, la iglesia de Nuestra Señora de Brujas, la basílica de la Santa Sangre y el Beguinaje, un singular conjunto arquitectónico que se construyó para albergar a las beguinas, una congregación de mujeres cristianas muy extendida por el Flandes medieval.

Edificio del Rijkmuseum

Rijkmuseum

Ámsterdam, la ciudad de los museos

También esta ciudad holandesa se articula por medio de canales. Su centro neurálgico es la plaza Damm, en la que se hallan el Palacio Real y la Iglesia Nueva. Pero también debes visitar en Ámsterdam el Begijnhof, un conjunto de viviendas del siglo XIV similar al Beguinale de Brujas; la casa de Ana Frank, el popular Barrio Rojo y sus singulares cafés.

Pero, sobre todo, la ciudad neerlandesa es famosa por sus museos. Imprescindibles son las visitas al de la Casa de Rembrandt, al de Van Gogh y al Hortus Botanicus. No obstante, el más destacado es el Rijksmuseum, que alberga una de las más importantes colecciones de pintura del mundo especialmente en lo que se refiere a la escuela holandesa con Rubens y el propio Rembrandt como grandes maestros.

El Castillo de Praga

Castillo de Praga

Praga, cuna de grandes escritores

La capital checa ha sido lugar de nacimiento de genios de la literatura como Franz Kafka o Rainer María Rilke, pero además cuenta con un patrimonio monumental extraordinario. De hecho, su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad.

Tiene como centro neurálgico la plaza de la Ciudad Vieja, donde puedes ver el edificio gótico del Ayuntamiento (con el Reloj Astronómico) y la espectacular iglesia de Nuestra Señora de Týn, con sus impresionantes torres de más de ochenta metros de altura.

No obstante, el gran símbolo de Praga es su imponente Castillo, que en realidad está formado por un conjunto de edificios unidos por calles medievales. Entre estas, destaca el Callejón de Oro, con sus antiguas casas de colores. Pero tiene mayor relevancia artística la catedral de San Vito, con sus espectaculares vidrieras y desde cuya torre tienes unas maravillosas vistas de la ciudad. Y también la basílica de San Jorge y el antiguo Palacio Real. Finalmente, no debes abandonar Praga sin visitar alguna de sus tradicionales fábricas de cerveza.

Vista de Budapest

Budapest

Budapest, otra de las ciudades más bonitas de Europa

Si el casco histórico de Praga es Patrimonio de la Humanidad, la capital de Hungría tiene varias zonas con esa misma consideración, lo cual te dará idea de la belleza que posee esta ciudad formada por la unión de Buda y de Pest.

La primera es la del Castillo de Buda, a orillas de Danubio. Esta impresionante construcción se edificó en el siglo XIV siguiendo los cánones del tardogótico. No obstante, el aspecto que luce hoy se debe a la reconstrucción hecha tras la Segunda Guerra Mundial en estilo neoclásico. Actualmente puedes visitar en él museos como la Galería Nacional Húngara.

También es Patrimonio de la Humanidad la Avenida Andrassy, enmarcada por maravillosos palacios neorrenacentistas o eclécticos y una de las principales arterias comerciales de la ciudad. En uno de sus extremos se halla la plaza de los Héroes, que también ostenta esa categoría. En su centro puedes ver el Memorial del Milenio, un impresionante monumento dedicado a los líderes de las primitivas tribus magiares. Y, en sus laterales hallarás los edificios del Museo de Bellas Artes y el del Palacio del Arte.

Pero los mencionados son tan solo algunos de los sitios de interés que te ofrece la capital húngara. No puedes dejar de visitar igualmente el edificio del Parlamento, de estilo neogótico; la catedral basílica de San Esteban, una espectacular construcción neoclásica; los palacios Real, Sandor y Gresham o el castillo de Vajdahunyad, situado en el Parque de la Ciudad. Además, no dejes de asomarte al Bastión de los Pescadores, junto a la preciosa iglesia de San Matías, y observar el Danubio.

El Puente de los Dragones de Liubliana

Puente de los Dragones de Liubliana

Liubliana, una joya de Eslovenia

La capital de Eslovenia es una ciudad bastante más pequeña que las anteriores, pero te reserva maravillosas sorpresas. Dominada por el imponente castillo que se encuentra sobre una colina y que fue edificado entre los siglos XVI y XVII sobre los restos de otro anterior, Liubliana tiene la preciosa catedral de San Nicolás, de estilo barroco, y también otros templos como las iglesias de la Anunciación y de San Pedro.

También debes ver el puente de los Dragones. Te diremos que estas criaturas mitológicas son el símbolo de Liubliana y se hallan en numerosas zonas de la ciudad. Este puente modernista es una de sus construcciones más representativas y también uno de los muchos ejemplos de este movimiento artístico que puedes ver en la capital eslovena. Te recomendamos en este sentido las casas Hribar, Krisper y Bamberg.

Por su parte, el Ayuntamiento es barroco y el palacio Zois, neoclásico. Asimismo, el edificio de la Ópera es neo-barroco y la impresionante Universidad una obra neo-renacentista. Finalmente, te aconsejamos que te acerques al parque Tivoli, con su castillo y su mansión Cekin, sede del Museo Nacional de Historia Contemporánea.

Vista de la Ciudad Vieja de Edimburgo

Ciudad Vieja de Edimburgo

Edimburgo, la huella del tiempo en las ciudades más bonitas de Europa

Entre las ciudades más bonitas de Europa, pocas muestran con tanta claridad el paso de los siglos como Edimburgo. Porque la capital escocesa se divide entre la magnífica Ciudad Vieja y la Ciudad Nueva, que, pese a su nombre, se desarrolló a mediados del siglo XVIII. Tanto una como otra son Patrimonio de la Humanidad.

La Ciudad Vieja se halla entre el Castillo de Edimburgo, una impresionante fortaleza del siglo XII muy bien conservada, y el precioso palacio de Holyrood. Es lo que se conoce como la Royal Mile, cuatro calles formadas por casas de los siglos XVI y XVII donde también encontrarás otros edificios emblemáticos de la ciudad. Así, la espectacular catedral de Saint Giles, una construcción gótica en la cual destaca la cúpula en forma de corona; el Museo Nacional de Escocia y la Universidad de Edimburgo.

Por su parte, la Ciudad Nueva conserva gran parte de sus edificios neoclásicos. Por ejemplo, el de la Galería Nacional de Escocia o el del Royal Bank. Su calle principal es Princes Street, muy comercial, que se encuentra paralela a los jardines del mismo nombre, un magnífico parque con numerosas estatuas y torres. Destaca entre estas el Scott Monument, edificado como homenaje al escrito Walter Scott, nativo de Edimburgo.

El Palacio de Invierno de San Petersburgo

Palacio de Invierno de San Petersburgo

San Petersburgo, el lujo de los zares, señera entre las ciudades más bonitas de Europa

No podía faltar en nuestra descripción de las ciudades más bonitas de Europa San Petersburgo, creada por el zar Pedro el Grande a su capricho. Ubicada a orillas del río Neva, es imposible describir en unas líneas todo lo que puedes ver en esta preciosa ciudad.

Pero tienes que visitar su centro histórico, compuesto sobre todo por edificios barrocos y neoclásicos, que también es Patrimonio de la Humanidad. Destaca en la pequeña isla Záyachi la impresionante Fortaleza de San Pedro y San Pablo, dentro de la cual se halla la catedral del mismo nombre, que sirvió como sepulcro a todos los zares desde, justamente, Pedro el Grande.

Junto a la fortaleza, te aconsejamos visitar edificios como el precioso Kunstkamera, con su fachada azul celeste; el de los Doce Colegios de San Petersburgo, actual universidad; el palacio Ménshikov, depurado ejemplo del barroco petrino, o el de la Academia Imperial de las Artes o palacio Shuválov. Sin embargo, la ciudad rusa tiene mucho más que ver. Por ejemplo, el impresionante Palacio de Invierno, ahora sede del Museo Hermitage; la preciosa y ecléctica iglesia del Salvador; el no menos magnífico palacio de Catalina, que ocupaban en verano los propios zares, o la gigantesca catedral de Nuestra Señora de Kazán.

Por su parte, la Avenida Nevsky es la calle principal de San Petersburgo. Está llena de contrastes, que van desde la opulencia hasta la miseria y desde los edificios históricos hasta las tiendas modernas de grandes marcas. Pero, además de algunas de las ya citadas, cuenta con construcciones tan impresionantes como el palacio Stróganov, con su tono rosado; la casa Singer, de estilo art noveau; la preciosa basílica de Santa Catalina de Alejandría, con su aire neoclásico; el mítico teatro Alexandrinsky o el neo-barroco palacio de Beloselski.

En conclusión, te hemos hablado de las ciudades más bonitas de Europa. Sin embargo, como te decíamos, hemos creado un listado subjetivo porque cada viajero tiene sus propios gustos. De hecho, bien podrían aparecer en estas líneas otras localidades tan impresionantes como la italiana Milán, las belgas Gante o Lovaina, la danesa Copenhague o las británicas Londres y Dublín.


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