Religión y cosmogonía inca

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La religión de los incas es un sistema complejo de ritos y creencias tradicionales, incorporando herencias de culturas anteriores, de la misma forma que el Imperio se apropió del saber hacer artesanal de todas las regiones colonizadas. Por lo tanto, encontramos un lugar destacado al dios arcaico Viracocha, que jugaba un papel fundamental en las culturas Tiahuanaco y Huari, en cuanto maestro de los elementos y de la tierra.

La religión inca no solo es politeísta, con una infinidad de divinidades más o menos veneradas, también es panteísta, y no hace distinción entre los dioses y los fenómenos y seres de la naturaleza, de los que cada cual tiene un espíritu que conviene respetar. Por esta razón se concede una gran importancia a los relieves naturales, así como a las trayectorias del agua durante la construcción de edificios. Conviene no perturbar el orden de las cosas que precede a la existencia del hombre.

Los astros en la base de todo

El fundamento común de la religión inca es una cosmovisión basada en los astros. La identidad del dios principal, el sol, toma tres formas que encarnan las tres etapas del recorrido del sol. La astronomía permite distinguir a Apu Inti de Churi Inti a lo largo de un eje cósmico que les atribuye respectivamente el solsticio de verano y de invierno.

El calendario inca es lunar, y se acomoda a la sucesión de los solsticios que se celebran con grandes ceremoniales. El calendario se divide en doce lunas de 30 días. Esta importancia concedida a los astros que gobiernan el ritmo de vida de los hombres conlleva el desarrollo de un excelente conocimiento de la astronomía por parte de los incas. Por esta razón tienen cartas astrales y cuadrantes solares que dan testimonio de la observación frecuente y profunda de las trayectorias de la luna, del sol y de las estrellas.


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