La Basílica de Santa Inés Extramuros

Nuestra visita de hoy se halla un tanto alejada del centro histórico de Roma, de ahí que tengamos que usar el transporte público para llegar. Lo mejor es el metro y bajarnos en la estación de Sant Agnese – Annibaliano, precisamente frente a la Basílica de Santa Inés Extramuros.

Este templo está situado concretamente en la Vía Nomentana y fue construido originalmente en el siglo VII por orden del Papa Honorio I sobre una catacumba del IV y el lugar de martirio de Santa Inés. Una iglesia en la que cada 21 de enero, festividad de San Inés, se bendicen dos corderos por el Papa de cuya lana saldrá un palio y diferentes estolas para el arzobispo metropolitano.

Con el paso de los siglos la basílica fue ampliada y enriquecida por los Papas sucesivos. En 1479 se construyó la torre del campanario, y en 1615 fueron trasladadas bajo el altar mayor en un relicario de plata las reliquias de Santa Inés, donadas por el Papa Pablo V. Por su parte, las capillas laterales se añadieron entre los siglos XVII y XIX.

A través de la basílica se puede acceder a las Catacumbas de Santa Inés. Tal vez no sean tan llamativas como las de San Calixto en la Vía Apia, pero merecen la pena. El único pero es que no podemos hacer fotos en el interior. Aún así son más que interesantes, ya que la parte más antigua de las mismas data del siglo III.

Por último también podemos visitar el Mausoleo de Santa Constanza, situado al lado de la iglesia, y que alberga unos mosaicos de indudable belleza. Fue mandado construir en el siglo IV por la hija de Constantino, quien eres muy devota de Santa Inés.

Más información – Complejo Calixto: más de medio millón de catacumbas por conocer

Imagen – Roman Churches


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