Las Catacumbas de San Pedro y Marcelino

Las Catacumbas de San Pedro y Marcelino están situadas en la Vía Casilina, en lo que antiguamente era la Vía Labicana. En su momento también fueron conocidas como las Catacumbas de Santa Elena o las Catacumbas de San Tiburzio.

El acceso a este cementerio subterráneo se hace desde la parroquia de los Santos Marcelino y Pedro ad Duas Lauros que, junto al Mausoleo de Elena, una basílica hoy sepultada y los restos de un cementerio de équites singulares forman un complejo llamado Ad Duas Lauros, probablemente debido a dos árboles de laurel que se encontraban en este sitio.

Estas catacumbas, con sus 18.000 metros cuadrados, son las terceras más extensas de Roma. Hasta hace unos meses tan sólo se abrían al público una vez al año, pero desde el pasado 13 de abril del 2014 se pueden visitar todos los fines de semana. El recinto fue completamente restaurado y está decorado con pinturas paleocristianas propias de los complejos de estas características. Precisamente, gracias al apoyo de la Fundación Alieyev se pudo devolver a su primitivo esplendor las 87 salas decoradas con frescos cristianos de los primeros siglos.

Su nombre hace referencia a dos mártires cristianos, Marcelino y Pedro, que según la tradición fueron enterrados aquí , muy cerca de San Tiburzio. En el año 2006 fueron encontrados más de mil esqueletos, apilados unos sobre otros y vestidos con las togas con las que fueron enterrados. Eran ropas elegantes, con hilos de oro, y estaban envueltos en sábanas, algo muy común en los enterramientos cristianos antiguos.

Todo este área era propiedad de Helena de Constantinopla, madre del emperador Constantino.


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