Tradiciones religiosas: los Cristos de pasta de caña de maíz

El maíz ha sido factor de unidad cultural y económica entre los pueblos del continente americano, utilizado incluso como moneda indígena. Gracias a él surgen en México los primeros asentamientos humanos sentando las bases de una cultura maicera que  con un ancestral espíritu ecológico,  aprovecha la totalidad de la planta del maíz.

Tal es el caso de los Cristos realizados en pasta de maíz muchos de los cuales se conservan en Jalisco, gracias a la acción evangelizadora de los padres franciscanos en la Nueva Galicia.

Durante los siglos XVI y XVII se produjeron en la Nueva España infinidad de imágenes en pasta de caña de maíz, tanto para las iglesias como para las procesiones que se realizaban en las calles en los días de la Semana Santa. Las crónicas de la época relatan  que era tan abundante la producción que se exportaban a España imágenes de pasta de caña policromada. Las esculturas, generalmente del tamaño de la figura humana, eran de tal perfección y belleza que su comercio le otorgó gran fama a México.

La técnica para elaborar la pasta consistía en hervir las cañas de maíz ya secas para matar todo germen de polillas; vueltas a secar al sol se les desprendía la corteza  y extraían sólo la médula que  molían cuidadosamente antes de reducirla a polvo. Estando bien martajada la caña, la mezclaban con la goma de una begonia u orquídea. De esta mezcla resultaba una pasta ligerísima, manejable y de gran duración imprescindible para la elaboración de los Cristos, algunos tan famosos como El Señor de las Aguas, en la Catedral de Guadalajara, o el Señor del Perdón de Tuxpan, entre otros. A ellos hay que sumarle el Cristo de la Sangre, venerado en el municipio toledano de Torrijos.

Foto: Semanario


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  1.   El vacacionista dijo

    Que bonito es todo lo que nos traslada al pasado y nos enseña tecnicas que se aprendieron en el pasado y se siguen utilizando en la actualidad