Imagino a los primeros exploradores españoles al llegar al Nuevo Mundo y encontrarse con toda esa cantidad de animales nunca vistos. Seguro que muchos cayeron víctimas de mordeduras de serpientes o arañas venenosas. Pero imagino especialmente el desconcierto ante el animal que nos ocupa hoy: el perezoso.
Este animal, catalogado actualmente como el más lento del mundo, habita principalmente las selvas húmedas de Centro y Sudamérica. El único centro de investigación sobre osos perezosos lo encontramos en la isla caribeña de Costa Rica: El Santuario de Perezosos (Sloth Sanctuary).
Creado en 1996 como un refugio privado, funciona como centro de investigación además de rescatar y rehabilitar perezosos heridos y cuida a aquellas crías que han sido separadas de sus madres. Su objetivo principal, aparte de atender a estos particulares animales, es educar al público acerca de ellos.
Los visitantes podrán observar los osos perezosos de cerca e incluso hacerse fotografías con Buttercup, el primer y más famoso oso perezoso del refugio que cuenta con más de 80 ejemplares.
Este animal, emparentado con el oso hormiguero y con el armadillo, se alimenta de las hojas de los árboles, lugar donde vive y del que sólo se baja una vez a la semana para hacer sus necesidades. Es tan lento que tarda un mes en hacer la digestión o cuatro minutos en recorrer un metro o un día entero para bajar de un árbol.
Sus principales depredadores son el puma y las aves y, desgraciadamente, el hombre. Aunque es tranquilo e inofensivo, cuenta con unas largas y afiladas garras que, aunque usualmente les sirve para trepar y sujetarse a los árboles, también les sirve como arma de defensa en caso de sentirse amenazados.
Son animales cariñosos y nobles, por lo que una visita a este Santuario es una excursión perfecta para toda la familia.