Qué ver en Berna, la capital de Suiza

Considerada como una de las ciudades del mundo con mejor calidad de vida, Berna, la capital de Suiza, es una de las grandes joyas medievales y cosmopolitas de Europa. Surcada por el río Aare, la ciudad también conocida por los relojes y el chocolate demuestra ir más allá, un hecho confirmado por el potencial de los siguientes lugares de Berna, la capital de Suiza, que debes visitar.

Casco Antiguo

Rodeado en gran parte de su extensión por el cinturón azul que forma el río Aare, el Casco Antiguo o Ciudad Vieja de Berna es el mayor highlight de la capital de Suiza. Tras acceder por uno de los puentes de piedra que la unen con el resto de la ciudad, la parte antigua de Berna es posiblemente uno de los mejores ejemplos de urbanismo medieval de toda Europa gracias a la estética conservada desde 1191, año en el que fue fundada por Berchtold V y que, a pesar del gran incendio que asoló la ciudad en el siglo XV, fue reconstruida por completo poco después. Una zona de estatuas, cultura y fachadas dignas de cualquier escenario de Juego de Tronos en la que podemos deleitarnos con las siguientes atracciones turísticas:

La Torre del Reloj

También conocida como Zytgloggeturm, el mayor orgullo del Casco Antiguo de Berna fue construido en el siglo XII y formaba parte, junto con el resto de la muralla, de la fortificación de la ciudad. También utilizada como torre vigía y cárcel de mujeres en su momento, este edificio de nombre original impronunciable debe parte de su encanto a su estética y un reloj astronómico alrededor del cual figuritas típicas comienzan a contonearse cuando este marca la hora en punto.

Catedral de Berna

«La Colegiata», como también la llaman los suizos es otro de los grandes orgullos de la ciudad. Su construcción fue iniciada en 1421 en honor al patrono San Vicente de Zaragoza, aunque al llegar al nivel de los 60 metros de altura, la construcción fue detenida a fin de comprobar los cimientos. Tras varias reformas, finalmente la catedral fue finalizada, luciendo la torre de 100 metros que ondea por encima de los tejados de la Ciudad Vieja. De estilo gótico, la catedral de Berna esconde en su interior bóvedas preciosistas que harán las delicias de los amantes del arte sacro.

Parlamento

Finalizado en 1901 tras una inversión de 7 millones de francos, el Parlamento es la sede del gobierno de Suiza y es un sobrio edificio que contiene dos áreas diferentes: la sala del Consejos Nacional y la de los Estados, cuyo interior luce cúpulas con motivos que reflejan los diferentes Cantones de Suiza y majestuosas escalinatas, si bien la Plaza del Parlamento es otro de los grandes recomendados gracias a un ambiente exquisito en el que las fuentes, cafés y balcones floridos se entremezclan con los locales y visitantes.

Casa de Albert Einstein

En el número 49 de la calle Kramgasse, la principal que surca la Ciudad Vieja, os encontraréis con el Museo de la Casa de Albert Einstein en la que el famoso físico vivió de 1902 a 1909. La casa, la cual mantiene el mobiliario y decoración original, alberga una exposición con apuntes y objetos del descubridor de la ley de la relatividad convertido en otro de los clásicos a visitar durante vuestra ruta por Berna.

La Ciudad Vieja de Berna es en sí misma un deleite para los sentidos gracias a las llamadas arcadas, o arcos medievales que decoran cada uno de los rincones de una ciudad definida por sus fuentes, las estatuas de cuento que decoran las calles y sí, hasta osos. Y es que en la conocida Fosa de los Osos, la cual data del siglo XIX, estos suaves animales juegan, comen y nadan en el río completamente mimetizados con el ambiente. Una prueba más del carácter espontáeo de una capital de Suiza única.

Gurten

Fuera de las colinas que forman la Ciudad Vieja de Berna se despliega un enorme parque cuya escasas visitas por parte de los turistas lo convierten en un lugar aún más especial. Colmado de sendas para caminar, árboles y largas extensiones de hierba en la que posarse para celebrar un pic-nic, Gurten es uno de los lugares favoritos de los suizos, por lo que asomarse al mismo y obtener algunas de las mejores panorámicas de la ciudad (especialmente al atardecer) puede convertirse en un plan de lo más agradable al final de la jornada.

Rosengarten

Fotografía: Blaine Harrington.

En Suiza les encanta cuidar sus jardines, y Rosengarten es un buen ejemplo de ello. Con inmejorables vistas de la Ciudad Vieja, este jardín alberga hasta 223 rosas diferentes, un restaurante de lo más coqueto y lagos colmados de nenúfares que invitan al relax de una jornada urbana entre nuevos aromas, dulces y botellas de vino.

Centro Paul Klee

Considerado como uno de los grandes artistas surrealistas alemanes, Paul Klee fue un pintor suizo de ardua trayectoria cuyas principales obras lucen en el Centro Paul Klee, a las afueras de la ciudad. Un edificio ideal para pasear y contemplar el colorido que inunda la obra del artista fallecido en 1940 y para el que sus viajes por el Magreb simbolizaron una gran inspiración. El mejor broche de oro a vuestra visita por la singular capital de Suiza.


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  1.   Livia dijo

    Hola Alberto. Me encantó tu artículo sobre Berna. Gracias! Pero la primera foto no es Berna sino es Friburgo que se encuentra a unas treintas minutos de la capital suiza. 🙂