Barrio Rojo de Amsterdam: luces, color y vitrinas

La holandesa Ámsterdam continúa siendo vista como uno de los lugares más liberales, históricos y curiosos de Europa. Una metrópolis cosmopolita donde los coffe shops se alternan con museos para todos los gustos, los tranvías con canales y una zona, el Barrio Rojo de Ámsterdam, continúa luciendo en sus vitrinas caprichos y deseos ocultos que confirman el potencial casi surrealista de la capital holandesa.

Barrio Rojo de Ámsterdam, el más popular de los barrios de placer

Los nombres «Barrio Rojo»o «Zona Roja» aluden a una determinada zona de una ciudad relacionada con la industria del sexo y la prostitución, en ocasiones dentro de un recinto conocido como «zona de tolerancia». Estos distritos permiten legalizar la prostitución y, de esta forma, ofrecer colaboración con los centros médicos en cuestión de pruebas y análisis como una forma de controlar mejor el sector y la expansión de enfermedades de carácter sexual. A su vez, también ayuda a no desequilibrar los centros urbanos y mantener controlada la prostitución infantil.

Una polémica porción del plan urbano de una ciudad cuyo nombre de Barrio Rojo comenzó a ser utilizado en Estados Unidos a finales del siglo XIX en alusión a las luces rojas que se colgaban en los burdeles y establecimientos relacionados como una forma de identificación para los interesados. El problema reside en los otros muchos intereses comerciales vertidos en este tipo de lugares, en ocasiones también instalados de forma clandestina en zonas residenciales o ampliando su expansión sin una delimitación concreta.

Sin embargo, ese no es el caso del Barrio Rojo de Ámsterdam, distrito que a pesar de su condición se ha convertido con el paso del tiempo en una de las atracciones turísticas más visitadas de la capital holandesa.

La noche cae sobre el Barrio Rojo de Ámsterdam

El Barrio Rojo de Ámsterdam (conocido como Rosse Buurt en neerlandés) se distribuye en tres distritos diferentes: De Wallen, el más famoso, Singelgebied y Ruysdaelkade, zonas que se concentran en el corazón de la ciudad, junto a los canales Oudezijds Voorburgwal y Oudezijds Achterburgwal y el dique construido en su momento para evitar las altas mareas de la costa cercana. Junto al mismo, antaño existía un pequeño barrio de pescadores al que las prostitutos se acercaban luciendo farolillos de color rojo anunciando sus servicios.

A pesar de su «lavado de cara» actual y de la legalización de los burdeles en el año 2000, el Barrio Rojo ha sido fruto de diferentes experimentos sociológicos y urbanísticos durante los últimos veinte años: en los 90, se trató de introducir la prostitución masculina, aunque no tuvo el éxito esperado, coincidiendo con una ola de criminalidad encubierta que en 2008 llevó al alcalde de la ciudad, Job Cohen, a lanzar el proyecto 1012, reduciendo de 450 a casi 300 los establecimientos de la zona, muchos de ellos clandestinos e ilegales. Al mismo tiempo se optó por dotar a algunos de los espacios de un ambiente más  bohemio en forma de artistas y pintores que exhibían sus obras en las vitrinas, mientras que la legalidad del negocio continuaba aplicándose en un país donde estas zonas de tolerancia trabajan codo a codo con Sanidad a fin de poder regular la actividad al mismo tiempo que se satisface a una evidente demanda.

El Barrio Rojo se ilumina de tonos rojizos al caer la tarde y en sus vitrinas pueden contemplarse a mujeres sugerentes que encandilan a los turistas y pasan a convertirse más en un motivo de entretenimiento que de un servicio en sí, aunque también lo ofrezcan, obviamente. A ello ayuda el despliegue de coffe shops, restaurantes y tiendas que se entremezclan con estos locales de una sordidez carismática a lo largo de los tres distritos, siendo Warmoestraat la calle más conocida de todas con un sinfín de establecimientos clásicos fusionados con esos otros más polémicos en los que, como norma, no se puede fotografiar a las prostitutas.

Barrio Rojo de Ámsterdam: la otra cara de la prostitución

El carácter de icono que ha adquirido el Barrio Rojo de Ámsterdam durante los últimos años ha arcado el nacimiento de otras muchas atracciones turísticas inspiradas en los burdeles y su actividad.

El ejemplo más famoso es el del museo Red Light Secrets, donde se hace muestra del trabajo interno de todos estos burdeles en forma de cuadros, y exhibiciones. Para los más voyageurs, el Erotic Museum ofrece muestras en directo de bondage o espectáculos, similar al programa que ofrece el Sexmuseum situado algo más al noroeste de esta zona.

Los coffe shops también despliegan todo su potencial en el Barrio Rojo para deleite de los turistas en busca de otros placeres, con ejemplos como el Baba o el Green house, dos de los más famosos de toda la ciudad de Ámsterdam a pesar de la curiosa normativa local de no poder consumir ni tabaco ni cerveza.

Si viajáis a Ámsterdam no solo podréis disfrutar con una ruta por algunos de los lugares más señalados de esta cosmopolita ciudad, sino también optar por una pausa sórdida y relajante en un Barrio Rojo convertido en el más famoso de todo el mundo gracias a su capacidad para reinventar viejos prejuicios.

¿Has visitado alguna vez el Barrio Rojo de Ámsterdam?


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