Hablar de nobleza en Italia es un poco disperso porque hay que recordar que hasta la unificación en un solo reino la geografía italiana era un puñado de estados separados entre sí que tuvieron distintos linajes reales. Sobre ellos ejercieron su poder los reyes de España, los de las Dos Sicilias, el de Cerdeña, el Sacro Imperio Romano Germánico, los duques de Toscana y los de Parma, los Papas y los dogos de Génova y Venecia, por ejemplo.
Si hablamos de casas soberanas en Italia hablamos de la Casa de Sforza, la Casa de Visconti, la Casa de Saboya, la Casa de Farnesio, la de Médici, la de Gonzaga, la del Este y la de Borbón. ¿Qué títulos tenían? Pues desde príncipes y duques, pasando por marqueses, condes, barones, Patricios y otros títulos feudales. Digamos que tampoco en los títulos había mucho acuerdo. Al producirse la unificación en 1870 la Casa de Saboya intentó unir, amalgamar, las distintas noblezas y títulos pero jurídicamente no logró hacerlo pues muchas familias se adhirieron a sus títulos con fuerza, aunque ya las dinastías otorgantes no existieran más.
Lo cierto es que el tema de la nobleza italiana no es nada sencillo pues esta situación hace que por un lado esté la nobleza italiana y por otra la nobleza romana. Los Papas han repartido títulos y favores a lo largo de los siglos y muchas familias se han mantenido unidas al Vaticano y hasta hubo duros cruces al momento de la unificación porque esta implicó el final de los Estados Papales. De allí nació la llamada aristocracia negra, por estar de luto ante esta situación.