El Mercado de Tlatelolco, en Palacio Nacional, fantástico mural de Diego Rivera

Tal como habíamos dicho, el importante movimiento artístico denominado muralismo, tuvo en México una función educativa, con el norte puesto en lograr la unificación después de la Revolución.

Los artistas que lo llevaron adelante, estuvieron influenciados por las ideas marxistas e intentaron proyectar a través de los murales la situación social y política que vivía el México post-revolucionario.

Entre 1929 y 1935, Diego Rivera plasmó una serie de obras en las paredes que rodean el patio central del Palacio Nacional. Allí cuenta la historia mexicana que abarca desde la época prehispánica hasta las dos primeras décadas del siglo XX.

La magnífica obra recrea una intensa jornaa en el popular mercado de Tlatelolco, en los tiempos de la antigua Tenochtitlan. En él destacan la figura del Tlatoani o jefe de los aztecas que supervisa todas las actividades que se producían en el multitudinario escenario. También se advierte un gran número de comerciantes opochtecas ofreciendo todo tipo de productos: plumas, telas, pieles de animales y metales preciosos.

Detrás de este conjunto, Rivera recreó la disposición de ciertos templos y edificios muy importantes en la antigua capital azteca y otras construcciones, producto de la avanzada ingeniería de la época.

Con gran justicia se ha dicho que este mural es “una excelente obra en su dibujo, de notable colorido, pero mejor aun en su magnífica composición pictórica global”.


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