Napoleón consiguió la mayoría de la pintura italiana, por lo que el Louvre posee una colección muy importante y representativa.
Cronológicamente, encontramos obras de: Giotto (1266-1337) considerado el padre de la pintura moderna, el museo posee una de sus obras más representativas “San Francisco de Asís recibiendo los estigmas”. Paolo Uccello, con su famosísima obra “La Batalla de San Romano”.
Fra Angelico, con su obra “El Calvario”. Jacopo Bellini, con “La Virgen de la Humildad”. Fray Filipo Lippi, con “La Virgen y el Niño entre dos santos”. Piero della Francesca, con el famosísimo retrato de “Segismondo Malatesta”. Mantegna, con su “San Sebastián”. Perugino, con el “Combate entre el amor y la castidad”. Ghirlandaio, con una de las obras más famosas del museo “Retrato de un anciano y un niño”.
Y por último, entre otros pintores, destacan las obras de Leonardo da Vinci, siendo la más famosa “La Gioconda”. Otras de sus obras importantes son: “La Virgen de las Rocas” que fue su primera gran pintura de su periodo milanés. Óleo sobre tabla coronada por un semicírculo, que representa a la Virgen con el Niño Jesús, en el momento en el que va a recoger al pequeño San Juan, refugiado en una gruta y protegido por un ángel.
“La Bella Ferronière”, uno de los retratos más bellos del pintor. La dama está representada en un busto de tres cuartos sobre un fondo oscuro uniforme.
“Santa Ana, La Virgen y el Niño”. La escena representa a la Virgen sentada sobre las rodillas de su madre, Santa Ana, intentando, alargando sus brazos, apartar a Jesús del cordero que simboliza la muerte. La escena se desarrolla en un paisaje atemporal, con un fondo de elevadas montañas y unos árboles a la derecha del cuadro.