Cuatro fueron los grandes Juegos Panhelénicos de la Antigüedad: los famosos Juegos Olímpicos, los de Nemea en Argos, los Ístmicos en Corinto y los Juegos Píticos que tenían lugar en el Santuario de Apolo en Delfos. De estos últimos vamos a tratar en nuestro post de hoy.
La localidad de Delfos se encuentra en la región griega de la Fócide, unos 150 kilómetros al oeste de Atenas. Hace casi tres mil años, donde sólo había un paraje solitario y salvaje, se construyó allí un santuario en honor al dios Apolo que también albergó uno de los oráculos más conocidos de la antigua Grecia.
Un grupo de sacerdotisas llamadas pitias se encargaban de mantener el oráculo y de revelar a los visitantes los designios de los dioses (de ellas deriva la palabra «pitonisa»). Las pitias fueron llamadas así en recuerdo del monstruo Pitón, una serpiente gigante que habitaba el lugar a la que el dios habría dado muerte.
La popularidad de este oráculo alcanzó su cota máxima a partir del siglo VIII a.C. Viajeros de toda la Hélade acudían allí a ofrecer sus exvotos a Apolo y escuchar las revelaciones divinas. Como resultado de este tránsito continuo de visitantes se levantaron templos, monumentos y muchas otras estructuras.
Además, en Delfos se hallaba un lugar simbólico conocido como Onfalos, el «ombligo del mundo» que Zeus había señalado con una gran piedra cónica.
Celebración de los Juegos Píticos
En el año 590 a.C. se celebraron por primera vez los Juegos Píticos, que tendrían una periodicidad de ocho años (a diferencia de los Olímpicos, que se celebraban cada cuatro). Los encargados de organizarlos fueron unos sacerdotes llamados anfictiones, procedentes de diferentes ciudades griegas.
La leyenda cuenta que los juegos fueron instituidos por el propio Apolo justo después de haber matado a Pitón. El mito relata cómo el dios tomó posesión de Delfos con una corona de laurel sobre su cabeza. Por esta razón a los vencedores de los Juegos Píticos se les premiaba con una corona de laurel, lago que después fue imitado en otras celebraciones y competiciones ceremoniales.
La tregua sagrada
Al igual que sucedía con los Juegos Olímpicos, durante los meses previos al inicio de los Juegos Píticos varios heraldos llamados teoros recorrían Grecia para anunciar la fecha de su inicio.
El objetivo de estos mensajeros es que esta llamada llegara a todas partes. La ciudad que aceptaba participar en los juegos debía cesar de inmediato cualquier actividad bélica y someterse a la llamada «tregua sagrada». Las ciudades que se negaban a hacerlo quedaban excluidas, lo cual suponía un importante desprestigio.
Ceremonias
Los primeros días delos Juegos Píticos estaban destinados a las ceremonias sagradas en honor a Apolo. Había grandes sacrificios (hecatombes), procesiones y banquetes.
También tenía lugar una representación teatral en la que se rememoraba la lucha épica del dios contra la terrible serpiente Pitón. Para acoger este espectáculo se construyó el famoso Teatro de Delfos, uno de los teatros griegos mejor conservados.
Concursos poéticos y musicales
Después de las ceremonias inaugurales, daban comienzo los Juegos Píticos con una serie de concursos musicales en los que los participantes demostraban su destreza tocando instrumentos como la cítara. Con el tempo, se añadieron concursos de teatro, coros y danzas. En la época tardía hubo también concursos de poesía.
Competiciones deportivas
Concluidas las jornadas dedicadas a las artes, se iniciaban las competiciones deportivas. Las pruebas más destacadas eran la carrera del estadio (unos 178 metros), de doble estadio, la carrera larga de 24 estadios y la carrera de armas, en las que los corredores competían pertrechados con la panoplia hoplítica; también se celebraban competiciones de salto de longitud, lanzamiento de disco y jabalina,así como diversas pruebas de lucha como la del pancracio. Existían tres categorías según la edad de los competidores.
Los últimos días de los Juegos Píticos se reservaban a las competiciones hípicas. Había dos categorías: carreras de carros con dos caballos (bigas) y de cuatro caballos (cuádrigas). Estas competiciones se celebraban en el hipódromo de la vecina localidad de Cirra, a unos kilómetros de distancia de Delfos. Sin embargo, en el santuario se encontró la famosa estatua del Auriga de Delfos, hoy conservada en el museo arqueológico de la ciudad. Esta escultura de bronce representaba a Policelo de Gela, un tirano de la Sicilia griega que se proclamó vencedor de los juegos en numerosas ocasiones.
Fin de los Juegos Píticos
La popularidad de los Juegos Píticos se mantuvo incluso después de la conquista romana de Grecia, aunque iniciaron un lento periodo de decadencia. El oráculo siguió recibiendo visitantes y los juegos se siguieron celebrando, pero su popularidad y prestigio fueron yendo cada vez a menos.
Las riquezas depositadas en los templos de Delfos fueron saqueadas en el siglo III d.C. por los godos y los hérulos. Finalmente, los juegos dejaron de celebrarse en el siglo siguiente.